Radiografía basada en la evidencia sobre las dietas de adelgazamiento

Un estudio publicado en JAMA compara las cuatro dietas de adelgazamiento más populares del mundo
Por Jordi Montaner 18 de enero de 2005

La medicina basada en la evidencia se ha hecho con un hueco en el amplio mundo de las recetas de adelgazamiento. Un estudio del Tufts-New England Medical Center ha analizado estadísticamente la eficacia de las cuatro doctrinas de adelgazamiento más extendidas en EEUU. (Atkins, Ornish, Weight Watchers y Zone) y ha llegado a la conclusión de que los planteamientos más sencillos son los que funcionan mejor.

Michael Dansinger y su equipo del Tufts-New England Medical Center (Boston, Massachusetts) han preferido poner orden en el asunto de las dietas de adelgazamiento, antes de proponer sin más una nueva doctrina. Lo han hecho comparando estadísticamente la eficacia de las propuestas de pérdida de peso formuladas por los doctores Atkins, Ornish, la asociación Weight Watchers y la denominada Zone Diet en 160 voluntarios distribuidos aleatoriamente. La edad de los pacientes estudiados varia de 22 a 72 años y el índice medio de masa corporal de 27 a 42.

Se trata de las cuatro doctrinas de adelgazamiento más divulgadas en Estados Unidos, y lo que el estudio demuestra es ni más ni menos que la dieta de óptima eficacia es aquella que consigue enganchar por más tiempo. En otras palabras, pierde más peso quien más tiempo dura y mejor cumple con lo prescrito en la dieta. Dansinger explica que lo importante de una dieta es que case como un guante en la vida cotidiana, que resulte cómoda y fácil de seguir. Si se cumplen estas condiciones las pérdidas de peso son más largas y pautadas, pero sobradamente más eficaces.

Una cuestión médica

La eficacia a largo plazo de una dieta de adelgazamiento se asocia claramente con el grado y la facilidad de cumplimiento
Perder peso ha dejado de ser una cuestión puramente estética. La OMS advierte que el sobrepeso y la obesidad afectan a más de mil millones de habitantes del planeta, toda vez que la medicina basada en la evidencia vincula los kilos de más a un riesgo de morbi-mortalidad cardiovascular nada despreciable. La conclusión es que la gente come mal y demasiado, lo cual abre la puerta a la necesidad de contar con esquemas dietéticos hábiles y seguros que puedan prodigarse en todo el mundo.

Las cuatro dietas analizadas, sin embargo, compiten entre sí por ver quién pierde más kilos (y quién vende más libros o productos relacionados). La Zone Diet asegura que una distribución de calorías del 60%/40%/40% para hidratos de carbono/proteínas/grasas, respectivamente, es la fórmula más eficaz de perder peso. La controvertida dieta del doctor Atkins, en cambio, propone mantener grasas y proteínas y eliminar los hidratos de carbono. No obstante, nadie hasta ahora se había propuesto comparar ambas doctrinas y verificar cuál de ellas se salda con mejores resultados.

La hora de la verdad

Lo que Michael Dansinger y sus colegas han hecho ha sido distribuir a 40 adultos con sobrepeso en cada una de las cuatro dietas apuntadas. Además de la Zone Diet y la Atkins, la fórmula de Weight Watchers pasa por una restricción en la porción (tamaño/peso de los alimentos) y la de Ornish se ceba en planteamientos vegetarianos, con sólo un 10% del aporte calórico de origen animal.

Al inicio del estudio, el peso medio de los voluntarios era de 106 kg (hombres) y 93 kg (mujeres). Los participantes siguieron un cursillo para homologar su conocimiento sobre cada una de las dietas seguidas, y los investigadores comprobaban su evolución mediante unos cuestionarios mensuales. Al cabo de un año, Dansinger halló que sólo una cuarta parte de cada grupo había perdido más del 5% de su peso, sin registrar diferencias significativas entre un planteamiento y otro.

Antes de contentar a todo el mundo con un empate técnico, los investigadores quisieron averiguar por qué razón la eficacia obtenida era tan modesta. Descubrieron entonces que la diferencia entre la cuarta parte que había superado el 5% de adelgazamiento y el resto era el cumplimiento seguido.

Los resultados, publicados a principios de año en la revista JAMA, demuestran que la cuarta parte que perdió más peso fue exactamente la que mejor entendió el funcionamiento de la dieta e hizo un mejor seguimiento. «Las dietas más populares pueden ser eficaces para la pérdida modesta de peso y la reducción de diversos factores de riesgo, aunque sus tasas de cumplimiento son muy bajas y sólo obtiene buenos resultados quien mejor sigue las instrucciones», concluye Dansinger en su artículo.

RETRATO DE UN ESTRATEGA

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Michael Dansinger no es un recién llegado al panorama estadounidense de las dietas para adelgazar. Sus trabajos sobre prevención de riesgo cardiovascular visitan asiduamente los congresos de la American Heart Association (AHA) y lleva metido en la comparación de las cuatro dietas más populares del país desde el año 2000.

Pero a su labor científica suma también un esfuerzo mediático que lo ha encumbrado en por lo menos cuatro cadenas de televisión de su ciudad de residencia, Boston. Puesto a predicar, Dansinger, con una trayectoria como médico vinculada a la investigación clínica en aterosclerosis, aclara que la comida es vida, y que «sentirnos bien o mal va a depender en buena medida de lo que comamos y cómo comamos».

Según Dansinger, nuestro etilo de vida es estresante y se ve bombardeado por mensajes de productos insalubres, aunque deliciosos, con los que poder aliviar nuestra ansiedad de forma fácil e inmediata. «Es como una conspiración basada en un andar por ahí de forma inconsciente, dirigida. Se impone trazar un plan y organizar la rutina alimenticia con previsión, disciplina y realismo». No es partidario de «dietas» sino de «estrategias alimenticias» que tengan en cuenta los gustos personales, el perfil de salud, el estilo de vida de cada cual y las preferencias culinarias. Su mensaje es muy sencillo: la mejor fórmula para perder peso es la que más implicación personal consigue.

Colaborador de Dansinger en la Tufts University de Boston, Ernst Schaefer asegura que el Popular Diet Study pretende desacralizar las fórmulas rígidas de adelgazamiento y promulgar una dieta personalizada para cada individuo, a modo de traje con el que pueda sentirse a gusto. «Se trata de algo que sólo tiene sentido si resulta eficaz, y sólo resulta eficaz en la medida que se individualiza», razona el experto.

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