Prueba de esfuerzo, la clave para hacer deporte con salud

Esta prueba revela cuál es el estado de salud y a qué ritmo y frecuencia cardiaca hay que realizar cada tipo de ejercicio
Por Clara Bassi 23 de enero de 2009
Img deporte examen
Imagen: Alexraths

Los propósitos de año nuevo de volver al gimnasio para quemar los kilos de más ganados en las fiestas navideñas, o para ponerse en forma, no deben hacerse a toda costa. La prueba de esfuerzo es el mejor pasaporte para la práctica del ejercicio con salud y sin riesgos. Este artículo explica por qué todas las personas, de cualquier edad y condición, pueden beneficiarse de la prueba de esfuerzo. Además, describe cómo se realiza este examen médico, de qué consta y qué aspectos hay que tener en cuenta.

Volver al gimnasio o a practicar deporte. Éste es uno de los propósitos de nuevo año más comunes después de las Navidades, en las que se abusa de la comida y de la bebida y buena parte de la población gana algunos kilos de más. Esta vuelta al ejercicio físico no se debe realizar sin precauciones. Tanto si una persona es sedentaria y se ha trazado como objetivo para el año comenzar a practicarlo, como si es deportista y, tras un periodo de inactividad, se ha empeñado en volver a ejercitar los músculos, es importante realizar una prueba de esfuerzo y una evaluación predeportiva del estado físico.

Algunos gimnasios las ofrecen a sus clientes y, en caso de que no sea así, las personas interesadas pueden solicitar el asesoramiento de su médico. Pero, ¿por qué una prueba de esfuerzo? Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC), cada año ocurren en España en torno a 200 muertes súbitas. El 90% de ellas se deben a causas cardiovasculares, es decir, a anomalías congénitas no diagnosticadas y silentes, arritmias y otras dolencias cardiacas que no se han detectado.

Al margen de los casos de muertes súbitas que saltan a los medios de comunicación porque afectan a futbolistas y deportistas famosos, como el del sevillista Antonio Puerta ocurrido en 2007, cada día millones de ciudadanos anónimos practican deporte en nuestro país y no están exentos de este riesgo. Ciclismo, atletismo y fútbol son algunos de los deportes donde se registran este tipo de fallecimientos.

Para qué sirve la prueba de esfuerzo

La prueba de esfuerzo sirve para averiguar cómo se debe practicar cualquier deporte de forma saludable

La prueba de esfuerzo, un procedimiento muy utilizado en medicina deportiva, puede ayudar a prevenir un desenlace fatal, puesto que permite evaluar la respuesta del organismo durante el ejercicio. «Con esta prueba se puede conocer el estado de salud y llegar a prevenir posibles enfermedades cardiovasculares, incluso dolores musculares y errores en el entrenamiento o práctica del ejercicio», informa Joan Josep Barriach, especialista en Medicina del Deporte, de Tarragona.

Es una prueba muy útil para averiguar cómo se debe practicar cualquier deporte de forma saludable o, lo que es lo mismo, adaptándolo a las características de cada persona, según su capacidad, que es genética e individual. Una vez realizada, se puede planificar un programa de ejercicios con objetivos individualizados, según el estado de salud y aptitud física. La utilidad de la prueba es múltiple: identificar a los deportistas con riesgo, recomendar el programa de ejercicios más adecuado, mejorar el rendimiento físico, incrementar la salud de la persona que practica deporte y planificar la intensidad y el tipo de ejercicio que más le convenga.

Antes de realizar la prueba de esfuerzo, se valoran distintos aspectos, como enfermedades previas, de las cuales se efectúa un historial; los hábitos alimentarios para evaluar si son adecuados; y, mediante la exploración física, se valora el estado del aparato locomotor, la fuerza y la flexibilidad.

También es importante prepararse de manera adecuada para la prueba. Para ello, «se aconseja realizar un entrenamiento muy suave durante las 24 horas previas, acudir a ésta sin haber ingerido nada por lo menos dos horas y media antes, y suprimir cualquier medicación el día anterior, para no falsear el resultado final», indica Barriach. Además, «aunque parezca obvio, es necesario recordar que hay que ir a la prueba con ropa deportiva y zapatillas de entrenamiento», comenta el especialista. Y, antes, la personas debe firmar su consentimiento.

Prueba de esfuerzo: deporte con seguridad

Antes de la prueba se valoran enfermedades previas, hábitos alimentarios y el estado del aparato locomotor, la fuerza y la flexibilidad

La prueba de esfuerzo permite a la persona practicar deporte de forma segura. Pero para que así sea, toda prueba de esfuerzo debe hacerse respetando ciertas normas de seguridad: debe efectuarla personal médico y paramédico cualificado y competente, en un local adaptado, con un equipo en perfecto estado de funcionamiento y correctamente calibrado y verificado, mediante aparatos de vigilancia continua con registradores (en particular, de electrocardiograma con derivaciones múltiples), material de reanimación operativo (un desfibrilador, material de ventilación asistida y medicamentos de urgencia).

La prueba está indicada para cualquier persona, desde la sedentaria, hasta la que practica deporte de forma regular, de cualquier edad y condición. Ahora bien, a aquellas personas que entrenan de forma habitual con una planificación, la prueba de esfuerzo les indicará las frecuencias cardiacas a las que deben efectuar las distintas fases del entrenamiento. Es decir, sabrán a qué frecuencias cardiacas o pulso deben realizar los rodajes lentos, los rápidos, las repeticiones largas o las cortas, entre otros ejercicios, detalla Barriach.

Por el contrario, «si la persona que se hace la prueba de esfuerzo no ha practicado deporte en su vida, la información es aún más valiosa, pues gracias a ella va a conocer su estado de salud real, podrá prevenir enfermedades y le marcará las pautas que debe seguir para realizar deporte sin riesgos», aclara.

Prueba de esfuerzo: parámetros

Las pruebas de esfuerzo pueden realizarse en diversos equipamientos. Los más utilizados son el tapiz rodante y la bicicleta ergométrica. La elección de uno u otro se realiza en función de la situación de cada uno y del deporte que desea practicar. En el procedimiento de la prueba pueden emplearse diferentes protocolos. En los deportistas, los más recomendables son los que suponen incrementos progresivos de la carga de trabajo, con un análisis directo del consumo de oxígeno y niveles máximos de esfuerzo.

En cuanto a los parámetros que se evalúan en la prueba de esfuerzo, las recomendaciones de la SEC establecen que es imprescindible realizar un electrocardiograma (ECG) antes de la prueba, durante el ejercicio y, al menos, durante tres o cinco minutos en el periodo de recuperación. En las pruebas de esfuerzo a deportistas, el análisis directo de gases inspirados y espirados (la medición del oxígeno consumido y el dióxido de carbono eliminado) permite hacer una determinación exacta del consumo máximo de oxígeno y detectar de manera precisa sus umbrales aeróbico y anaeróbico.

En cambio, los procedimientos indirectos (mediante fórmulas matemáticas) son mucho menos fiables, señala Barriach. Según explica este especialista, el consumo de oxígeno es la determinación más adecuada para medir la capacidad de una persona para hacer ejercicio aeróbico (tipo de ejercicio que se practica de forma moderada de intensidad durante periodos de tiempo extensos, como la natación o correr). De hecho, un consumo de oxígeno elevado es propio de deportistas bien entrenados y la evolución de este consumo es paralela a la mejora del rendimiento deportivo y, por lo tanto, permite medir de modo objetivo el aumento de la capacidad física.

Los umbrales aeróbico y anaeróbico establece la intensidad idónea de los entrenamientos aeróbicos (rodajes) y anaeróbicos (como series de pesas), para optimizar el rendimiento del deportista y recomendar ritmos de competición.

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