La coliflor

Una verdura de temporada que se presta a formar parte de los menús de los meses de otoño e invierno
Por EROSKI Consumer 4 de octubre de 2005

Clasificación científica

La coliflor es una inflorescencia de forma redondeada, carnosa y de gran tamaño. Pertenece a la familia de las Crucíferas la cual engloba más de 300 géneros de plantas propias de regiones templadas o frías del hemisferio norte. La coliflor pertenece al género Brassica, y son de la misma familia el bróculi, la col blanca o repollo, la col lombarda, la coliflor, el nabo y el rábano.

Origen y variedades

La coliflor es una verdura originaria del Mediterráneo oriental (Líbano, Siria). Los romanos fueron los primeros en cultivarla. Desde Italia su cultivo se extendió a distintas regiones del mediterráneo, gracias a las relaciones comerciales que tuvieron lugar en aquella época. Actualmente China es el principal productor de coliflor, si bien esta verdura se cultiva en todo el mundo.

Existen numerosas variedades de coliflor, que pueden clasificarse en función de diferentes criterios. Si se atiende a su color, se distingue: – Coliflor blanca. Es la variedad más común. Su color blanco se debe a que se impide que entren los rayos del sol y se impide el desarrollo de la clorofila, pigmento natural que aporta el color verde a los vegetales. – Coliflor verde. En esta variedad se dejan pasar los rayos sobre la inflorescencia y se desarrolla así la clorofila. Esta variedad es más aromática que la anterior y concentra más vitamina C. El romanesco es un tipo de coliflor verde. – Coliflor morada. Contiene antocianinas, unos pigmentos naturales responsables de su color violáceo, color que desaparece con la cocción y se transforma en un tono amarillo verdoso.

Según la época del año en la que maduran, encontramos variedades de verano, otoño e invierno. – De verano. Son coliflores compactas. Presentan la ventaja de que no todas maduran a la vez, por lo que las puede encontrar en el mercado desde principio hasta finales de verano. – De otoño. Pueden ser coliflores grandes y vigorosas o más pequeñas y compactas. – De invierno. A pesar del nombre que reciben, son variedades que realmente maduran en primavera.

Su mejor época

Las coliflores se encuentran en su mejor momento entre los meses de septiembre y enero, si bien podemos disponer de ellas durante todo el año.

Propiedades nutritivas

El principal componente de la coliflor es el agua, lo que acompañado del bajo contenido que presenta tanto de hidratos de carbono y proteínas como de grasas, la convierte en un alimento de escaso aporte calórico. Se considera buena fuente de fibra, así como de vitaminas y minerales. En relación con las vitaminas destaca la presencia de vitamina C, folatos y vitamina B6. También contiene otras vitaminas del grupo B, como la B1, B2 y B3, pero en menores cantidades.

En cuanto a su contenido en minerales, podemos considerar a la coliflor un alimento rico en potasio y fósforo. También contiene, aunque de forma menos importante, calcio, hierro y magnesio. Éste último es de peor aprovechamiento que el que procede de los lácteos u otros alimentos que son fuente importante de este mineral, al igual que ocurre con el hierro, cuya absorción es mucho mayor cuando procede de alimentos de origen animal.

Al igual que otras verduras del mismo género Brassica, el consumo de coliflor se aconseja por su alto contenido en elementos fitoquímicos (glucosilonatos, isotiocianatos e indoles), entre otros, los cuales contribuyen a la prevención de algunas enfermedades degenerativas y a estimular el sistema inmune por su carácter antioxidante. Muchos de estos compuestos azufrados (dimetilsulfuro, trimetilsulfuro…) son responsables del fuerte aroma que desprende esta verdura durante su cocción.

Composición por 100 g de porción comestible

Energía (Kcal)

Proteínas (g)

Hidratos de carbono (g)

Fibra (g)

Potasio (mg)

Sodio (mg)

Calcio (mg)

Fósforo (mg)

Vitamina C (mg)

Folatos (mcg)

22,2

2,2

3,1

2,1

395

47,0

22

60

67

69

Ventajas e inconvenientes de su consumo

Gracias a su alto contenido en agua y a su escaso contenido energético, la coliflor es una verdura idónea en dietas de control de peso, teniendo en cuenta el método de cocción y los aliños. Además, por su contenido en fibra resulta saciante y reduce el apetito, un aspecto muy beneficioso en estas circunstancias.

Comparte con el resto de verduras y hortalizas su carácter diurético, por lo que el consumo de coliflor favorece la eliminación del exceso de líquidos del organismo y resulta beneficioso en caso de hipertensión y retención de líquidos. Al estar aumentada la producción de orina se eliminan además de líquidos, sustancias de desecho disueltas en ella como ácido úrico, urea, etc. Por ello conviene también a quienes padecen hiperuricemia y gota, y a las personas con tendencia a formas cálculos renales.

En general, las verduras de la familia de las crucíferas son ricas en vitamina C y ácido cítrico, que potencia la acción beneficiosa de dicha vitamina. Además, son consideradas como una fuente excelente de antioxidantes naturales (vitamina C y compuestos de azufre). Los antioxidantes bloquean los radicales libres que modifican el llamado mal colesterol, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. Por otro lado, bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.

A pesar de que por su composición presenta múltiples efectos beneficiosos para la salud, la coliflor les sienta mal a ciertas personas. La fibra y los compuestos de azufre abundantes en su composición son las sustancias responsables de la flatulencia y la dificultad para digerir que experimentan ciertas personas tras comer coliflor.

Conservación y criterios de calidad en la compra

A la hora de adquirir una coliflor, se aconseja elegir aquellos ejemplares que presenten una masa limpia, firme y compacta, con hojas verdes y tiernas. Una vez en casa, la coliflor ha de conservarse en el frigorífico, envuelta en una bolsa de plástico perforada. De este modo puede conservar sus cualidades tanto nutricionales como organolépticas durante una semana. Se aconseja no lavarla hasta el momento en el que vaya a ser consumida. La coliflor también puede conservarse congelada, seleccionando aquellos cogollos que sean más firmes y blancos y escaldándolos previamente durante unos minutos en agua hirviendo. De este modo se pueden conservar durante un periodo de aproximadamente 8 meses.

En la cocina

Antes de preparar una coliflor hay que limpiarla correctamente. Para ello se corta la base y se arrancan las hojas, se separan los ramos de inflorescencias y se lavan. De este modo pueden consumirse crudos formando como ingrediente de una ensalada, siempre que estén tiernos o pueden cocinarse y elaborar con ellos una gran variedad de platos. Si se va a cocer la coliflor se aconseja no tapar la cazuela ya que si no, su intenso aroma puede llegar a afectar al sabor. La coliflor puede prepararse al vapor, asada, frita, estofada hervida o gratinada. Puede servirse como acompañamiento de otros platos, como legumbres, arroz o formando parte de una saludable menestra de verduras. También es un buen acompañante de algunos pescados, como el bacalao, o incluso puede formar parte de una original tortilla. Además las coliflores pueden constituir nutritivos y sabrosos platos por sí mismas, acompañándolas de patatas, huevo duro, un refrito de ajos, un poco de mayonesa o incluso frutos secos, como por ejemplo almendras.

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