Parabenos, qué son

Los parabenos son conservantes muy utilizados en cosmética, alimentación y farmacia y, pese a que su uso está autorizado de forma legal, varios expertos defienden que se ha de restringir su empleo
Por Clara Bassi 25 de noviembre de 2013
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Imagen: Gaston THAUVIN

Los parabenos o parabenes son conservantes antimicrobianos que se utilizan desde hace muchos años para preservar diversos productos de las industrias cosmética, alimentaria y farmacéutica. Por ser muy buenos conservantes y muy económicos, se han empleado en una amplia gama de productos y es difícil evitar exponerse a ellos, ya que están presentes en innumerables artículos. Pero, ¿resultan nocivos los parabenos para la salud? ¿Qué efectos tiene sobre la piel? ¿Son cancerígenos? En el artículo se responde a estas dudas y se aporta evidencia científica al respecto.

Qué son los parabenos

Los parabenos o parabenes son un tipo de compuestos químicos o moléculas inoloras, incoloras, no volátiles, pertenecientes a cinco tipos de familias (metilparabeno, etilparabeno, propilparabeno, butilparabeno y bencilparabeno), baratas y útiles por sus propiedades frente a distintos tipos de microbios. Fueron descubiertos como antimicrobianos en 1924. Son sobre todo eficaces frente a hongos y levaduras, pero también frente a bacterias. Y gracias a su acción antimicrobiana, se aplican desde hace más de 80 años y de manera muy amplia como conservantes para preservar en buen estado alimentos y bebidas, cosméticos y medicamentos.

A pesar de que los parabenos son los conservantes más utilizados, los casos de sensibilización frente a ellos son muy raros

Entre los alimentos, su uso está autorizado en productos de confitería, patés, aperitivos a base de patata y almidón y frutos secos recubiertos; en una gran cantidad de cosméticos como cremas faciales, desodorantes, lociones corporales y artículos de maquillaje; y en muchos medicamentos, como en jarabes, supositorios, soluciones oftálmicas, contraceptivos, corticoides tópicos, anestésicos locales y heparinas, entre otros ejemplos que se recogen en la completa revisión ‘Parabenos: Mitos o realidad’, de Luis Conde-Salazar Gómez, Blanca Díaz Ley y Felipe Heras, del Servicio de Dermatología del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid.

Según esta misma revisión, si se tienen en cuenta todos los productos que pueden contenerlos, entre alimentos, cosméticos y farmacéuticos, se calcula que un individuo adulto, de unos 60 kilogramos de peso, puede estar expuesto a 76 miligramos de parabenos al día (1,26 mg/kg/día). Es casi imposible esquivar su presencia en multitud de productos de uso cotidiano, a menos que se recurra a cremas u otros cosméticos sin parabenos o parabenfree. Cabe entonces preguntarse si resultan inocuos o perjudiciales para la salud humana.

Alergias por parabenos

La sensibilización de la piel a los parabenos comenzó a describirse en los años 40. La reacción más frecuente es la dermatitis de contacto alérgica a los productos que se aplican por vía tópica, es decir, sobre la piel. Cuando ocurren, se producen eccemas de contacto en zonas de piel dañada, pero no al tomarlos por vía oral o darlos sobre la piel sana. Para comprobar que una persona tenga esta reacción alérgica se pueden realizar pruebas de alergia epicutáneas (con parches).

En los años 60 y 70 se les atribuyó casos de eccemas de contacto yatrogénicos, graves y perdurables, según la revisión del Instituto de Salud Carlos III, lo que propició que la industria cosmética se afanara en lanzar productos sin parabenos o parabenfree. Sin embargo, los autores de la revisión señalan que aquellos casos se produjeron porque entonces se encontraban en los productos en altas concentraciones, mientras que, en la actualidad, las concentraciones permitidas están reguladas, son bajas y no pueden superar el 0,8%.

Esta diferencia explica que hoy, a pesar de que los parabenos son los conservantes más utilizados, los casos de sensibilización frente a ellos son muy raros. La capacidad de sufrir una reacción alérgica ante estos conservantes es baja en la población, del 1% o menos, según diferentes estudios. De hecho, de acuerdo a esta revisión, presentan las tasas de sensibilización más bajas dentro de los conservantes comunes. La mayor sensibilización se produce frente al metilparabeno, y la menor, al bencilparabeno. Por este motivo, ¿está justificado el temor a los parabenos y a los productos que los llevan?

Saltan las alarmas: ¿son cancerígenos?

No se ha visto por el momento una relación directa de causa-efecto entre el uso de desodorantes y el desarrollo de cáncer de mama

En los años 90 surgió una nueva polémica relativa a estos conservantes: el uso de desodorantes que contenían parabenos se comenzó a relacionar con el cáncer de mama, a raíz de un estudio científico publicado en ‘Journal of Applied Toxicology’ en 2004 por un grupo de la Universidad de Reading (Reino Unido). Se pensaba que al aplicar los desodorantes por vía tópica, estos se absorbían de forma percutánea (a través de la piel) y llegaban, por proximidad, hasta la mama donde provocaban el desarrollo de un tumor. Al menos, esa fue la idea que caló entre la población.

Sin embargo, lo que los científicos encontraron fue parabenos en muestras de tejido mamario, pero no se ha visto por el momento “una relación directa de causa-efecto entre el uso de estos cosméticos, los desodorantes, y el desarrollo de cáncer de mama“, dice Ana Rita Rodrigues, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, de Madrid, y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Dicho estudio, que hizo saltar las alarmas, abrió el debate científico y fue muy discutido entre la comunidad científica. El Comité Científico de la Comisión Europea también se posicionó en este sentido indicando que no existe vinculación demostrable entre su uso en productos cosméticos y el cáncer de mama. Al parecer, otros trabajos encontraron que podrían tener una acción hormonal similar a la acción de los estrógenos.

“Cuando se inició la polémica, la industria farmacéutica empezó a propagar y a desarrollar nuevos cosméticos sin parabenos. Los sustituyó por otros conservantes que pueden provocar más problemas a nivel cutáneo. Pero se tiene que ser muy cauto, porque las concentraciones de estos compuestos están muy reguladas. Se asegura que no sobrepasen determinados valores con controles de calidad, existe una amplia experiencia de uso y aún no se ha establecido una relación de causa-efecto entre su utilización y el desarrollo de un cáncer de mama, como para prohibirlos. En cambio, la experiencia con estos nuevos conservantes es menor y son más caros”, afirma Ana Rita Rodrígues.

No obstante, el Comité Científico de la Comisión Europea ha evaluado su seguridad con respecto a su posible efecto estrogénico. Su conclusión ha sido que para algunos parabenos no se puede garantizar un margen de seguridad adecuado a las dosis autorizadas en la actualidad. Por este motivo, la Comisión Europea ha hecho pública una consulta en la que pone de manifiesto su voluntad de mantener la autorización de uso de los parabenos más habitualmente utilizados, reduciendo la concentración máxima autorizada de los de cadena larga (propil y butil paraben).

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