Nuevos alimentos: nuevas guías de orientación

La EFSA ha publicado dos guías para que sirvan de ayuda a la autorización de nuevos alimentos en la UE de acuerdo con las condiciones del nuevo reglamento
Por Marta Chavarrías 14 de diciembre de 2016
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Imagen: PixelsAway

Un “nuevo alimento” es aquel producto que no se ha consumido en un grado significativo por las personas en la Unión Europea (UE) antes de 1997, cuando entró en vigor el primer Reglamento sobre nuevos alimentos. Este término se refiere tanto a los alimentos procedentes de las nuevas tecnologías y procesos de producción como a los que se han tomado de manera tradicional fuera de la UE, como las semillas de chía. En enero de 2018 entrará en vigor un nuevo reglamento por el que se centraliza la evaluación y autorización de nuevos alimentos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado dos guías para ayudar a garantizar que estos productos son seguros antes de que se comercialicen. El artículo explica cómo comprender mejor la autorización de nuevos alimentos y qué camino siguen antes de que entren en la cadena alimentaria.

La normativa europea sobre nuevos alimentos se remonta a hace casi 20 años. Desde entonces, los desarrollos tecnológicos y el asesoramiento científico han evolucionado de manera sustancial. Como muchos aspectos de la seguridad alimentaria, las normas sobre los nuevos alimentos deben adaptarse a las nuevas solicitudes y necesidades. El objetivo principal es que los alimentos que se aprueben sean seguros para los ciudadanos, respetuosos con el medio ambiente y estén bien etiquetados para no inducir a error al consumidor. La apuesta normativa de cambio, por tanto, debe adecuarse a los productos en cuanto a innovación, al conocimiento científico-técnico y a las necesidades del consumidor.

Desde principios de enero de 2016, las empresas tienen dos años para comprender las nuevas condiciones y preparar planes de innovación para desarrollar nuevos ingredientes y productos. Con el fin de simplificar esta tarea, la EFSA ha publicado dos guías que sirven de orientación y apoyo en la preparación de los expedientes científicos de autorización de nuevos alimentos.

Comprender mejor la autorización de nuevos alimentos

Gracias a la globalización, la creciente diversidad étnica y la búsqueda de nuevas fuentes de nutrientes llegan a nuestras mesas nuevos tipos de alimentos. A lo largo de la historia han sido numerosos los productos que han entrado en la UE procedentes de todos los rincones del mundo, como los plátanos, las frutas tropicales, el maíz y una amplia gama de especias (todos ellos eran, en su origen, considerados nuevos alimentos en la UE). Fruto de los cambios y de las necesidades de control que plantean estos productos, en la UE la regulación ha tenido que ir adaptándose a las nuevas exigencias.

La normativa europea propone cambios que pretenden agilizar el proceso de autorización de un nuevo alimento sin renunciar a la seguridad

Ahora, los principales cambios propuestos en la normativa tienen que ver sobre todo en la agilización del proceso de autorización de un nuevo alimento, eliminando barreras innecesarias al comercio, pero sin renunciar al nivel de seguridad preciso. El objetivo es simplificar y acelerar el proceso de autorización, creando un sistema centralizado. La EFSA llevará a cabo una evaluación científica de los riesgos. Y sus guías explican cómo debe hacerse este proceso.

Para facilitar el comercio de alimentos tradicionales de los países no comunitarios, los nuevos alimentos en la UE, se introduce un procedimiento de evaluación distinto: si el alimento tradicional se puede demostrar como seguro y no plantea riesgos según la evaluación de la EFSA, se permitirá su comercialización con una notificación. Un nuevo alimento solo puede aprobarse, si no presenta un riesgo para la salud pública, no supone una desventaja nutricional al sustituir un alimento similar y no induce a engaño para el consumidor.

Entran en la categoría de nuevos alimentos los nanomateriales, los insectos y sus partes (piernas, alas, cabeza). No entran, en cambio, los aditivos alimentarios, los aromas, los organismos modificados genéticamente para alimentos y piensos o complementos alimenticios. Según las guías de la EFSA, las solicitudes deben incluir datos sobre las propiedades nutricionales, toxicológicas y alergénicas, así como información relativa al proceso de producción y los usos propuestos. En los últimos años, algunas de las autorizaciones incluyen el zumo de noni, elaborado a partir de una planta de Tahití y aceites y productos lácteos enriquecidos con fitosteroles para reducir el colesterol.

El camino de los nuevos alimentos

Antes de que se autorice su uso en la UE, un alimento sigue un largo camino. Deben esclarecerse cuestiones sobre la seguridad del proceso al que se ha sometido, si el método tiene antecedentes, si su aplicación implica un cambio en la composición del alimento, si los riesgos toxicológicos y microbiológicos quedan bien definidos y si se desarrollan sustancias que puedan ser perjudiciales.

En el momento en el que un país recibe una solicitud de aprobación, este debe realizar una evaluación y enviarla a la Comisión Europea y demás Estados miembros, que llevan a cabo otra evaluación sobre la idoneidad o no del alimento.

En el caso de que no haya objeciones, la autorización tiene el visto bueno y continúa su andadura. Pero si, en cambio, se considera que son necesarias más evaluaciones, la solicitud se manda al Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal, que ayuda a la Comisión a elaborar medidas sobre los alimentos. Este es el que decide si, para autorizar un determinado alimento, es necesario adoptar condiciones de uso y requisitos de etiquetado específicos, como la composición, la presencia de materias primas o el valor nutritivo. Para saber si un nuevo alimento tiene autorización, la UE publica una lista con todos los alimentos permitidos.

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