El camarón es un tipo de marisco, en concreto se trata de un crustáceo de cuerpo alargado con 10 patas, de aspecto muy similar a las gambas y a los langostinos, con un caparazón algo más débil que el de éstos. Miden entre 5 y 8 centímetros, aunque existe una variedad de tamaño inferior, aquellos que toman el nombre de quisquillas.
Este marisco se puede consumir en estado fresco durante todo el año, aunque su precio en los mercados es más económico durante el invierno. También se puede adquirir congelado, fresco o cocido.
Propiedades nutritivas
Fuente de proteínas de calidad, bajo contenido en grasas y calolorías, alto en colesterol y purinas
Sus propiedades nutricionales son similares a las de la mayor parte de los crustáceos y sobre todo se asemejan a las de las gambas.
Los camarones son buena fuente de proteínas de alta calidad y presentan un bajo contenido en grasas y en calorías, mientras que su contenido en colesterol y en purinas es elevado. Si bien conviene recordar que el consumo de marisco es esporádico, por lo que el contenido en colesterol y en purinas que aporta este alimento no es preocupante.
Contiene cantidades importantes de fósforo, yodo y también de sodio. Una de las recomendaciones para personas que siguen dietas con control de sodio es que se prescinda de la sal de adición en estos alimentos y combinarlos con limón o condimentos aromáticos para conferirles un sabor más intenso.
Entre las vitaminas que contienen los camarones destacan la B3, la B12, el ácido fólico y la D, presentes en cantidades moderadas.
En cada región su propia receta
Sevilla y Cádiz, cuna del Camarón, ofrecen en dos de sus recetas más típicas el camarón como plato estrella: la tortillitas y las tapitas de camarones.
Pero también este marisco está presente en otras latitudes. Las empanadas de camarón en México; la ensalada de camarones al ajillo en Venezuela; y el cóctel de camarones con mango y champiñones en Colombia son algunos ejemplos.