Hambre emocional: huir de los problemas a través de la comida

El confinamiento pone a prueba nuestro estado de ánimo y existe el riesgo de querer controlarlo comiendo: los datos de consumo sugieren que buscamos consuelo en la comida insana
Por Mario Suárez 12 de abril de 2020
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Imagen: Richard Reid

Durante el mes de marzo, las ventas online de productos de gran consumo subieron un 48 %. Muchas de estas compras fueron alimentos ‘capricho’ (como snacks, bollería o dulces) para aplacar la ansiedad, el aburrimiento o la angustia del confinamiento. En medicina a esto se le denomina hambre emocional: el modo de distraernos o de negar los problemas mediante la comida. ¡Ojo! Este comportamiento puede provocar enfermedades a medio plazo y hacer que salgamos de casa peor de como entramos. Con ayuda de una nutricionista, te contamos cómo reconocer estas situaciones y te damos algunas claves para evitar la mala alimentación durante el resto de la cuarentena.

En la segunda semana de confinamiento social —entre el 23 y el 29 de marzo—, las ventas online en España de productos de indulgencia, es decir, chocolates, patatas fritas o galletas, creció un 20 %; los de desayuno y merienda, un 21 % y los de repostería en casa, un 57 %. Estos datos, que ha desvelado recientemente la consultora Nielsen, son una radiografía exacta de un término médico que se acuñó en los años ochenta: el hambre emocional.

Dirigido a explicar el uso de la comida como distracción o negación de los problemas, esta conducta puede conllevar patologías posteriores relacionadas con el sobrepeso o los trastornos alimentarios. “El hambre emocional es ese hambre ligado a sensaciones y estados de ánimo, muchas veces negativos, como tristeza, cansancio, rabia o aburrimiento, aunque también a emociones positivas. Estos momentos de inquietud, junto con el hecho de sentirnos encerrados, de no tener libertad de elección, nos lleva a buscar sosiego en aquello que tenemos más a mano: la comida”, afirma la nutricionista Rosa Bayerri.

La comida siempre ha sido un recurso para encontrar consuelo e, incluso, placer para todos los individuos, después de una jornada de trabajo, de una discusión, de un buen o mal día… Pero el problema llega al estar confinados: todo se acrecienta y, además, se corre el riesgo de consumir más productos insanos. “Cuando comemos bajo ese hambre emocional no lo hacemos buscando cubrir las necesidades energéticas de nuestro cuerpo; buscamos cubrir nuestras necesidades emocionales, y los productos como los ultraprocesados, la bollería, los snacks, el alcohol, etc. están pensados y diseñados para ello. Son alimentos ricos en azúcares, en grasas o en sal o, en el peor de los casos, una combinación de ellos”, explica Bayerri.

Las grasas y los azúcares consumidos en exceso incrementan la liberación de dopamina, serotonina o adrenalina, neurotransmisores que intervienen en los estados de ánimo, regulan los ciclos del hambre y del sueño. Así que, al tomar este tipo de productos se activa directamente la sensación de placer. Un ejemplo lo encontramos en el aumento de ingesta de cerveza durante el confinamiento. Según un informe de Kantar, de cada diez españoles, ocho asocian el consumo de cerveza con el aperitivo o la comida, y siete al verano y la paella. Es decir, beber cerveza nos lleva a esos momentos en los que sentimos placer y fuimos libres. “Es un mal aprendizaje consumir estos alimentos y su satisfacción”, añade la nutricionista.

Cómo evitar la mala alimentación en el confinamiento

Para huir de ese hambre emocional, alimentarse bien y mantener un estado de salud óptimo durante el confinamiento y, lo que es más importante, también después del encierro, hay que establecer rutinas y pautas. “Hay que llegar al aprendizaje consciente de consumir alimentos sanos, de cocinar para los demás pero también para nosotros, de tener unos horarios de comida regulares, de diferenciar el hambre física del hambre emocional… Esto hará que, de forma natural, elijamos alimentos y no productos comestibles de poca calidad”, afirma Rosa Bayerri, que lanza estos consejos:

  • Realiza una buena compra, con alimentos sanos y sin ultraprocesados.
  • Haz ejercicio físico para obtener un beneficio también psicológico; hay que sentir placer a través de otra actividad diferente a comer.
  • Duerme las horas necesarias. Si se duerme menos, surge la irritabilidad y el cansancio, y eso nos llevará a comer alimentos calóricos.
  • Bebe agua. Este hábito también se debe tener en los domicilios, no solo en la mesa de la oficina.
  • Ocupa tu día. Si no puedes trabajar, escoge otras actividades que siempre has deseado hacer.
  • Busca recetas elaboradas con productos sanos, vistosos y gustosos. Ahora tienes tiempo para llevarlas a cabo.
  • Evita la sobreinformación, así llegarás a una mentalidad positiva.
  • Si la situación te supera, no solo por cuestiones de alimentación, pide ayuda a un profesional.
Así fueron nuestras compras en la segunda semana de cuarentena

Según los datos de la consultora Nielsen, así ha sido el incremento en el consumo online en la semana del 23 al 29 de marzo respecto a la semana anterior:

  • Productos frescos: +21,7 %.
  • Alimentación envasada: +14,3 %
  • Productos de indulgencia (dulces, snacks y galletas): +20 %
  • Desayuno y merienda: +21 %
  • Productos de repostería: +57 %
  • Celulosas y desechables: +14 %
  • Artículos para la salud: +111 %
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