El consumo de alimentos funcionales, aquellos que son elaborados y procesados para que proporcionen algún beneficio para la salud, es una de las posibles soluciones para compensar la falta de nutrientes provocados por el seguimiento de una dieta desequilibrada, ya que «incorporan nutrientes beneficiosos para la salud como ácidos grasos Omega 3, ácido fólico, calcio o vitaminas», según Javier Aranceta, secretario de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.
Pese a que hay suficientes estudios científicos que avalan los supuestos beneficios de estos alimentos, en Europa no existe una regulación específica para estos productos, por lo que «existe mucha desinformación entre los consumidores», afirma Montserrat Torrent, presidenta de la Organización de Consumidores y Usuarios de Cataluña (OCUC).
Para suplir esta falta de información, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y la OCUC acaban de poner en marcha una campaña informativa sobre estos productos cada vez más habituales en la dieta de los españoles. La iniciativa consistirá en la distribución de una guía específica sobre alimentos funcionales.
No son la panacea
Actualmente, en España existen más de 200 alimentos funcionales, como la leche o los yogures enriquecidos con calcio, que pueden favorecer el desarrollo de huesos y dientes.
Sin embargo, Aranceta advierte de que los alimentos funcionales, que deben consumirse en cantidades normales, no pueden sustituir a la dieta habitual. «Si pensamos que estos alimentos son la panacea y que con ellos podemos dejar de consumir frutas y verduras, estamos muy equivocados», asegura.
Este experto en nutrición recomienda el consumo de productos funcionales a personas con una dieta escasa en pescado y rica en grasas saturadas, así como a embarazadas, ancianos con enfermedades crónicas y población con riesgo de sufrir determinadas enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis o diabetes.
Por su parte, Montserrat Torrent insiste en que es necesario que la futura legislación europea que regule este tipo de alimentos recoja la obligación de incorporar una leyenda sobre los nutrientes añadidos que hay en ellos y la cantidad que es necesaria para aportar beneficios a la salud de los consumidores.