Fondos defensivos: refugio ante la crisis

Son una oportunidad para obtener rentabilidad en los sectores menos expuestos a los avatares financieros
Por Carlos Astorelli 17 de noviembre de 2008
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Los fondos de inversión españoles han caído más de un 40% en los últimos 12 meses, con una reducción de su patrimonio estimada en un 27%. La guerra de los bancos por captar dinero a plazo fijo ha desviado la atención del pequeño inversor hacia los depósitos, tras el clima de desconfianza generado por la caída de las bolsas mundiales. Aunque el único refugio real ante la crisis son los depósitos o fondos de renta fija, según muchos expertos, los denominados fondos defensivos son una oportunidad para invertir en acciones buscando mayor rentabilidad variable en aquellos sectores menos expuestos a los avatares financieros.

Buscar seguridad

En el mundo de los negocios se conoce como «defensiva» toda aquella inversión que busque preservar el capital ante las inclemencias de los mercados financieros y la economía. En el actual clima de desplome bursátil, la retirada de paquetes de acciones de las empresas está a la orden del día por lo que los pequeños inversores tienden a buscar posiciones seguras como los depósitos o los fondos de inversión de renta fija, que colocan el dinero en deuda pública o corporativa y no están sujetos de un modo directo a las fluctuaciones de los principales índices de las bolsas mundiales.

El punto débil de los fondos defensivos es que concentran sus inversiones en un único sector productivo

Al evaluar la posibilidad de arriesgar en busca de una mayor rentabilidad, así como aprovechar los incentivos fiscales y los beneficios del pago de impuestos que conlleva la contratación de estos productos, los consejos de los gurús de la especulación son unánimes: reducir la porción de inversiones en renta variable y adoptar un perfil más conservador. Eso es lo que permiten hacer los fondos defensivos, que no son más que fondos de inversión que colocan el dinero en acciones de determinados sectores de la economía que tienen menos riesgos. Y en caso de sufrir caídas, éstas no son muy abruptas.

Sectores defensivos

Una de las características de todo fondo de inversión es la diversificación en diferentes áreas de la economía, lo que protege la rentabilidad y aminora el riesgo de pérdida. Éste es precisamente el punto débil de los fondos defensivos o sectoriales: presentan un mayor riesgo por concentrar sus inversiones en un solo sector productivo. No obstante, es precisamente la elección adecuada de un sector para invertir en renta variable lo que puede asegurar los resultados en tiempos de turbulencias, ya que a estas compañías se les supone un mejor comportamiento que a la media.

Los fondos de inversión más fuertes en el tercer trimestre de 2008 fueron los defensivos. Entre todos hay que destacar los fondos del sector Salud, que avanzaron un 4,3% de promedio, y los del sector Biotecnología, que se revalorizaron un 9,9%. Si se comparan estas cifras con los comportamientos de los fondos de renta variable europeos, las aclaraciones sobran: estos sufrieron bajadas de entre un 9% y un 25% hasta octubre, mientras que los de renta variable de la zona euro alcanzaron descensos del 40%. Otros fondos defensivos son los de los sectores Metales preciosos, Industria y Energía.

Mixtos o defensivos

A pesar del mejor comportamiento que muestran los fondos sectoriales, no será fácil salir bien parado del terremoto económico. La receta para mantenerse a flote en 2009 es contratar fondos de renta fija y los de divisas. Ahora bien, con un panorama que prevé caídas bursátiles de hasta el 40% hasta fin de año, no se puede calificar de defensivo en su totalidad a prácticamente ningún sector de la economía. Lo más que se puede ofrecer a los inversores es una política centrada en la renta fija, con un porcentaje de posiciones en la renta variable focalizadas en los sectores más defensivos.

Si se quiere apostar por la búsqueda de rentabilidad aun en tiempos de incertidumbre, los expertos recomiendan centrar la mirada en las grandes compañías y en aquellos sectores no muy vinculados al ciclo de la economía, o en los altamente regulados, como los de la energía, que se prefiguran como los de mejor comportamiento en el corto plazo.

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