Nacer en enero o en diciembre puede condicionar la evolución académica de un estudiante. Así lo confirman varias investigaciones que evalúan las principales variables que inciden en el rendimiento escolar y que pueden ser causa del fracaso de un alumno. A pesar de que las diferencias entre los más jóvenes y los mayores de la clase se atenúan con el paso de los años, en algunos casos, pueden persistir hasta la etapa de educación secundaria.
Santiago nació el 8 de enero y Gonzalo el 30 de diciembre. El primero está a punto de cumplir seis años y al segundo le quedan unos días para cumplir cinco. Ambos están en la misma clase, pero la diferencia de edad se nota. «Es el más pequeño», «todavía es inmaduro», «hay que esperar a que alcance el nivel medio de sus compañeros». Son algunas de las frases «tranquilizadoras» que Alejandra, madre de Gonzalo, ha escuchado en los últimos años por parte de los tutores de su hijo para explicar el rendimiento inferior a la media del aula. Sin embargo, la preocupación ronda: ¿persistirán estas diferencias en años posteriores?
Las causas determinantes del fracaso escolar de un alumno se asocian a distintas variables, como la estructura familiar, el entorno socioeconómico, las características del centro o el profesorado y las propias particularidades personales del estudiante. Entre estas últimas, varios investigadores han considerado el mes de nacimiento como un factor relevante en edades tempranas.
El pequeño de la clase
Es frecuente agrupar a los estudiantes en el primer ciclo de infantil (0-3 años) según el trimestre de nacimiento
En las primeras etapas, las diferencias entre niños escolarizados en una misma clase con distintas edades cronológicas son significativas. Es frecuente agrupar a los estudiantes en el primer ciclo de infantil (0-3 años) por trimestre de nacimiento para homogeneizar las aulas. Sin embargo, en el segundo ciclo de infantil (3-6 años) o en primaria, no es habitual que se establezca esta diferenciación, de modo que en una misma clase hay niños de diferentes edades que deben alcanzar las mismas competencias curriculares y para quienes se aplican idénticos criterios de evaluación.
Los analistas Juan Jesús Fernández González y Juan Carlos Rodríguez Pérez, autores del estudio «Los orígenes del fracaso escolar en España», afirman que los niños nacidos en los últimos meses «tienen un déficit evolutivo relativo en comparación con sus compañeros de curso: todos han nacido el mismo año, pero unos mucho más tarde que otros, lo cual puede ser importante a edades tempranas».
Estos investigadores apuntan que ese déficit «parece tener efectos incluso durante la educación secundaria». Una de sus hipótesis asevera que nacer a final de año implica «repetir más». Según sus conclusiones, la probabilidad de que un alumno nacido en diciembre repita es un 42% mayor que la de otro nacido en enero.
Edad y rendimiento
Hay una relación significativa entre el grado de madurez relativo de los alumnos y el rendimiento escolar
El estudio «Factores determinantes del Rendimiento educativo» (Documentos de Economía de La Caixa. María Gutiérrez Domenech, junio de 2009), que analiza la relación entre los factores socioeconómicos y el rendimiento educativo de los alumnos de primaria en Cataluña, identifica una relación significativa entre el grado de madurez relativo de los alumnos y el rendimiento escolar.
Los resultados principales de este estudio apuntan que «los alumnos más jóvenes de la clase obtienen peores resultados escolares y esta desventaja de madurez no desaparece en cursos superiores». Entre las medidas que propone la investigadora para erradicar estas diferencias, destacan la organización de tutorías especializadas para los más jóvenes de clase o la creación de un mayor número de cursos para que los intervalos de edad sean menores.
Pruebas internacionales
El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), y otras evaluaciones internaciones como TIMMS o PIRLS, de la Asociación Internacional de Evaluación de Resultados Educativos (IEA), han sido el referente de otros investigadores para analizar los efectos de la edad cronológica de los estudiantes sobre su rendimiento.
Se registran diferencias de 15 a 25 puntos entre los estudiantes nacidos en el primer trimestre y en el último
El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Julio Carabaña, analiza en su informe «Las diferencias entre países y regiones en las pruebas PISA» la incidencia de la fecha de nacimiento del alumnado a partir de los resultados en las pruebas PISA de 2006. Entre sus conclusiones, afirma que las mayores diferencias entre los nacidos en el primer trimestre y en el cuarto rondan los 20 puntos y se detectan, en especial, en los países más desarrollados y con puntuaciones más altas en PISA: Austria, Australia o Canadá, entre otros. En las comunidades autónomas españolas se evidencian diferencias de 15 a 25 puntos entre los estudiantes nacidos en el primer trimestre y en el último, añade el informe.
Otro estudio realizado por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa sobre los efectos de repetir curso en el aprendizaje concluye, a partir de los resultados de los estudiantes de 2º de ESO del País Vasco en la evaluación TIMSS 2007, que el porcentaje de repetidores aumenta de forma progresiva en función del trimestre de nacimiento. Un 15% del alumnado nacido en los tres primeros meses repite curso, mientras que entre los nacidos en el cuarto trimestre la cifra se eleva al 25%. En cuanto a las puntuaciones obtenidas en la prueba, los resultados de los mayores respecto a los pequeños son superiores, pero no con unos valores significativos.
Las mismas conclusiones se repiten en diversas partes del mundo. Un reciente estudio elaborado por tres investigadores británicos, “Cuándo has nacido importa” (Crawford, Dearden y Meghir, Institute for Fiscal Studies), apunta esta hipótesis: los mayores de la clase obtienen mejores resultados que los menores.
El informe analiza el impacto del mes de nacimiento en los resultados de los alumnos en las pruebas de evaluación anuales que se efectúan en Gran Bretaña y concluye que la “fecha de nacimiento afecta a los resultados cognitivos”. El estudio agrupa a los niños según el momento del curso escolar en el que nacen, es decir, de septiembre a agosto. De acuerdo a esta clasificación, establece que “los alumnos nacidos en septiembre (enero en España) obtienen, por término medio, unos resultados significativamente mejores en los exámenes académicos que los niños nacidos en agosto (diciembre en España)”. La razón, afirman, es que se escolarizan y, por tanto, “realizan las pruebas un año antes”. Otro aspecto que destaca el estudio es cómo un alumno nacido a final de año incrementa un 72% sus posibilidades de que le consideren un alumno con necesidades educativas especiales.
Según este informe, “las diferencias se atenúan de modo progresivo a medida que se avanza en el recorrido académico”, aunque a los 16, e incluso a los 18 años, pueden resaltar algunas distinciones entre los grupos de edad en el aula. Así lo confirma el estudio internacional de las norteamericanas Kelly Bedard y Elizabeth Dhuey, de la Universidad de California, sobre la persistencia de los efectos de la edad en los escolares.
Tras el análisis de los resultados de los estudiantes de los países de la OCDE en PISA y en TIMSS, este informe evidencia que en 4º de primaria los resultados de los más jóvenes son entre 4 y 12 puntos más bajos que en el caso de los mayores y entre 2 y 9 puntos menos en 2º de secundaria. Por otra parte, los datos extrapolados de Canadá y Estados Unidos revelan que los miembros más jóvenes de una clase tienen menos probabilidades de ingresar en la universidad que los nacidos con anterioridad.