Las camas de sol nos broncean, pero también pueden implicar peligros para la piel. «El envejecimiento de la piel es directamente proporcional a la cantidad de radiación recibida a lo largo de la vida, de forma acumulativa», advierte el dermatólogo Federico Feltes Guzmán. Este daño se manifiesta como un deterioro de la elasticidad, tersura y aspecto general de la piel.
El problema reside en que las cabinas son más potentes y, por lo tanto, potencialmente más dañinas que el propio sol. Aunque, señala el dermatólogo, con un uso adecuado también ofrecen algunas una ventaja: permite dosificar con más precisión la cantidad de radiación. Eso sí: no resultan un capricho, «y el uso de cabinas no es recomendable en ningún caso solo por fines estéticos o meramente cosméticos, dado su potencial carcinogénico y el daño que induce en la piel«, advierte.
Pero hay casos en el que uso de estas lámparas sí es recomendable, en especial las de UVB de banda estrecha; aunque siempre bajo supervisión médica. Con las dosis bien ajustadas al tipo de piel, los dermatólogos las utilizan con propósito terapéutico; por ejemplo, en los tratamientos de psoriasis.
Si vas a entrar en la cabina
Antes de usar la cabina, revisa estas diez claves para asegurarte de que tomas tu baño de rayos UV con todas las garantías:
- Los aparatos de rayos UVA han pasado la inspección anual correspondiente. Cada banco solar debe disponer de una etiqueta visible con la fecha de la próxima inspección.
- Hay al menos una persona que tenga la formación técnica adecuada para manejar los aparatos de bronceado.
- Firmas conforme has leído y estás enterado de los riesgos del mal uso y de las medidas de protección a adoptar.
- El centro elabora una ficha con tus datos, recomendaciones específicas, fototipo de piel, sesiones recibidas y el tipo de exposición de dosis totales recibidas.
- El local tiene en lugar visible de la recepción o la sala de espera un cartel informativo sobre riesgos y precauciones a adoptar.
- Te proporcionan de manera gratuita gafas de protección adecuadas (limpias y homologadas por la Comunidad Europea).
- Las instalaciones están dotadas de vestuarios y aseos con agua potable fría y caliente, dispensador de jabón y secamanos eléctrico o toallas de un solo uso.
- El local dispone de botiquín de primeros auxilios.
- Existen hojas de reclamaciones oficiales a tu disposición.
- La sala, los instrumentos, las gafas y camas solares están limpios y a la vista. Las gafas y las camas solares deben ser sometidas después de cada sesión a tratamientos de desinfección.
Con seguridad: antes, durante y después
Antes de entrar en una cabina
- Conoce tu fototipo de piel. Mientras que las personas con fototipo I (con ojos azules, generalmente pelirrojos, con pecas y piel de color blanco lechoso) y tipo II (cabellos rubios o claros, y piel blanca) no deberías usarla nunca, otros perfiles más oscuros aceptan 10, 15 e incluso 20 minutos de baño solar.
- Respeta los tiempos de bronceado recomendados para este.
- Limpia la piel y no te apliques protector solar.
- Usa gafas o parches de protección homologados y no lleves lentillas ni joyas.
Durante la sesión
- No entres nunca mojado en el aparato de bronceado artificial.
- Detén el aparato si la temperatura corporal sube mucho.
- Si sientes que tu piel se pone roja, interrumpe la sesión, deja enfriar el cuerpo y reduce el tiempo de exposición.
Después de su uso
- Consulta con tu médico ante cualquier duda y, en especial, si aparecen zonas rojas, ampollas o heridas después de una o varias sesiones de rayos UVA.
- Respeta el intervalo de 48 horas entre dos sesiones de UVA.
- No tomes el sol el mismo día que has recibido una sesión.