Reducir la intolerancia al gluten

Una investigación europea analiza la manera de prevenir la enfermedad celíaca, que afecta a más de dos millones de europeos
Por Montse Arboix 25 de enero de 2008
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Imagen: Britta Kuhnen

Expertos de nueve países europeos aúnan esfuerzos para intentar averiguar la manera de frenar el desarrollo de la enfermedad celíaca mediante la inmunización oral en bebés. Esta enfermedad crónica, causada por la hipersensibildad a algunas de las proteínas más frecuentes en la dieta europea, como el gluten, es la intolerancia alimentaria más frecuente en la Unión Europea. Y aunque todavía se desconocen los genes que intervienen en su aparición, si un progenitor es intolerante, la posibilidad de que los descendientes también la sufran gira entorno al 10% y al 50%.

Con la hipótesis de que administrando mínimas cantidades de un alimento el organismo es capaz de aprender a no responder ante esta sustancia, surge el proyecto europeo ‘Prevent Celiac Disease’ (PreventCD). Este proceso de desensibilización se basa en un estudio sueco del 2006, publicado en ‘Archives of Children’, que señalaba que introducir gluten durante la lactancia reduciría el riesgo de sufrir celiaquía en un 50%. Asimismo, otro estudio publicado en ‘ Journal of the American Medical Association’, JAMA, ya apuntaba que el mejor momento para introducir la proteína es entre los cuatro y seis meses. Sin embargo, todavía no existen evidencias científicas en niños de familias celíacas.

PreventCD

Por este motivo, PreventCD, proyecto europeo multicéntrico iniciado en 2007, pretende analizar la influencia de la historia dietética sobre la prevención de la enfermedad celíaca, induciendo la tolerancia al gluten en niños con predisposición genética a la patología. Estudios recientes señalan que la introducción de pequeñas cantidades de gluten a partir de los cuatro meses de edad a lactantes susceptibles de desarrollar la enfermedad, cuando algunos de los progenitores o hermano estén diagnosticados, podría prevenir la aparición de enfermedad celíaca.

Introducir el gluten de manera controlada en la dieta del bebé durante la lactancia permitiría prevenir la celiaquía

El proyecto se divide en dos estudios, uno poblacional que se realizará en Suecia, y otro familiar. En Suecia conocen sobradamente la enfermedad celíaca. Entre 1985 y 1987 sufrieron una ‘epidemia’, con una incidencia cuatro veces mayor, debido a que los fabricantes de alimentos infantiles introdujeron cantidades excesivas de esta proteína en los preparados. No obstante, los exhaustivos controles y registros clínicos suecos sirvieron para determinar las cantidades nocivas relacionadas con la edad de los niños.

Para el estudio familiar, que se prevé que participen cerca de 1.000 niños, se realizará un seguimiento de los que sean susceptibles y de sus madres durante los tres primeros años de vida. Si los resultados del estudio son los esperados, los especialistas elaborarán guías de prevención primaria de la enfermedad, de la que se desconoce su alcance real. Los datos de algunos países europeos estiman que las cifras oscilan del 0,03% al 1% en niños. Por este motivo, la UE ha dotado el proyecto con una partida de más de tres millones de euros.

Lactancia materna

Los expertos señalan que introducir el gluten en la dieta del bebé coincidiendo con la lactancia materna permite ‘enseñar’ al sistema inmune para que más adelante no desarrolle la enfermedad, con un funcionamiento parecido al de las vacunas. El estudio español contará con la participación de 260 bebés de riesgo a través de los hospitales La Fe de Valencia, La Paz de Madrid y el Hospital Universitario Sant Joan de Reus. Mediante pruebas genéticas se determinará la existencia de DG2 o el DQ8, presentes en el 95% de los celiacos.

Otros de los objetivos del proyecto son analizar la asociación de edad de introducción de la proteína en cuestión y las cantidades involucradas, y el tiempo de lactancia. Las evidencias científicas destacan que la duración de la lactancia materna se relaciona con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad debido a la carga de linfocitos maternos que proporcionarían un efecto protector en el niño.

ETIQUETA SIN GLUTEN

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Pan, pasteles, galletas, pastas, leches o bebidas fermentadas a partir de cereales como la cerveza son algunos de los alimentos que contienen gluten. Otros, como algunos embutidos, caramelos, conservas de carnes o sucedáneos de chocolate pueden contener gluten. Palabras como ‘harina’, ‘cereales’, ‘fécula’, ‘sémola’, ‘proteína vegetal’, ‘levadura’ o ‘malta’ deberían aparecer en el etiquetado de los productos alimenticios. Sin embargo, el consumidor vulnerable al gluten no siempre recibe la información más adecuada. Precisamente, una de las principales dificultades a las que debe hacer frente una persona celiaca es identificar cuáles son los alimentos que no llevan gluten.

Poder contar con esta información facilitaría, por ejemplo, establecer una cantidad mínima segura de la sustancia. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que pueden existir riesgos asociados, con algunos cereales libres de gluten, por cuestiones de contaminación cruzada entre cultivos. Según la Organización de Celíacos de Madrid, una ingesta de 50-100 mg de gluten al día podría ser ya tóxica para las personas vulnerables a esta sustancia, y establece un límite máximo entorno a 20-30 ppm de gluten al día.

Cuanto más transparente y completa sea esta información en el etiquetado, mayor será también la protección que se ofrece a las personas con intolerancia al gluten. En ello trabajan desde hace años administraciones y empresas del sector de la alimentación. En este sentido, está previsto que el Ministerio de Sanidad y Consumo español apruebe, en un plazo breve de tiempo, una nueva norma que obligue a que las etiquetas de todos los alimentos que se vendan en España adviertan si superan el límite máximo de gluten. El alimento que lo haga, deberá llevarlo especificado en su etiqueta.

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