El «agua funcional» entra en escena

El consumo de aguas enriquecidas con aportes vitamínicos y minerales aumentan su cuota de mercado de la mano de las grandes multinacionales
Por Jordi Montaner 23 de marzo de 2004

Multinacionales consagradas a la venta de aguas minerales embotelladas empiezan a vislumbrar una clara opción de negocio en la vehiculación de aportes vitamínicos y minerales a través del líquido elemento. El agua, tenida hasta hoy por la más saludable de todas las bebidas, podría adquirir, si se confirman las tendencias e intereses del mercado, la categoría de producto enriquecido con una nueva y pomposa denominación, la de «agua funcional».

El poeta escocés William Wordsworth incorporó el agua a la tradición lírica del romanticismo, en los albores del siglo XIX, tildándola de «puro elemento». Su música vestía jardines y campiñas, su ámbito era hogar de hadas y encantamientos, su esencia era medicina para el alma. La tradición de los balnearios se sirvió más tarde de propiedades hídricas mucho más tangibles para aliviar determinadas dolencias físicas, por vía tópica y también oral.

En los últimos 100 años, sin embargo, la industria alimenticia ha popularizado hasta la saciedad toda suerte de refrescos y bebidas a base de lácteos o extractos que han condenado el agua potable a la poco atractiva condición de remedio incoloro, inodoro e insípido contra la sed.

No ha sido hasta hace bien poco que la tendencia regresiva a lo puro, lo básico y lo natural, bajo la enseña de un beneficio saludable, han reivindicado el «puro elemento» de Wordsworth bajo nuevas presentaciones originales y sofisticadas. Aguas con magnesio, pobres en cloro, con gas de fuente natural, denominaciones de origen y acentos florales o cítricos, ocupan cada vez con mayor esmero los escaparates de tiendas de nutrición y los supermercados. Pedir un agua en una cita en un bar ya no queda pobre ni ridículo, y los empresarios se disponen a sacar partido del aporte más simple y barato de la nutrición humana.

¿Valen lo que cuestan?

Las «aguas funcionales» aportan beneficios claros en deportistas o profesionales que precisan un gran gasto energético, pero no entre la población general
En Australia, la revista Choice ha llevado a cabo una investigación minuciosa de las «aguas funcionales» que operan en el mercado y que están proporcionando nutrientes dividendos a las industrias de la nutrición. ¿La conclusión? A juicio de los editores de esta publicación, no valen ni la mitad de lo que cuestan.

En un principio, las aguas funcionales adoptaron la función de «milagrosas» y su destino era hidratar y energizar a los deportistas profesionales. En el curso de una competición deportiva, Choice admite que estas aguas son la mejor opción para reponer pérdidas por sudoración y esfuerzo excesivos. No obstante, la revista critica que las aguas milagrosas adopten la forma de funcionales y pasen de la élite deportiva al consumo general con el único fin de hacer negocio. «El ciudadano común no obtendrá más beneficios de salud con esas aguas que con un agua normal, por lo que consumirlas va a ser tirar el dinero», advierte.

Pese a las críticas fundadas de Choice, la agencia de investigación sobre refrescos Zenith International asegura que 12.000 millones de litros de aguas funcionales se consumen al año en Japón, Europa y Norteamérica. El mercado internacional para este producto creció un 11% al cambio de siglo y, si en 1998 las aguas funcionales suponían un 4% del total de refrescos consumidos en el mundo, han pasado ya a ocupar el 6%.

El informe de Choice partió de nueve aguas comercializadas, entre las que destacan productos como Powerade Sports Water y Amatil (Coca-Cola), o Propel Fitness Water, Spring Valley Twist y Aquaveta (Cadbury-Schweppes). «Todas ellas pueden considerarse aguas con suaves propiedades organolépticas y un discreto aporte de azúcar y electrolitos, pero en absoluto constituyen una solución a los requerimientos dietéticos de una persona normal», indican los editores. Y añaden: «Sólo representan el 10% del aporte necesario de calcio y hierro, o el 25% del de vitaminas C o B».

Choice subraya que tanto el aporte necesario de agua como el de azúcares y vitaminas queda mejor cubierto con una ingestión regular de frutas, añadiendo la ventaja de la fibra. La revista incluye el punto de vista del Instituto Australiano del Deporte, que defiende la utilidad de las aguas funcionales en los deportes de competición, y alaba las virtudes de marcas como Gatorade o Powerade para garantizar el equilibrio hídrico y electrolítico de los atletas. «Por lo demás», concluye, «nada como el agua pura».

Un negocio fluido

Img bebidasconcafeinaSi acumulamos en un mismo paquete a las aguas minerales embotelladas y las aguas funcionales de uso deportivo, el negocio resultante superó beneficios en un 806% desde 1998 al 2003. El mayor éxito de las aguas debe buscarse en Estados Unidos, donde las dos principales compañías de refrescos, PepsiCo y Coca-Cola Company rivalizan con dos productos de última generación: Aquafina y NutriWater. Ambas son aguas funcionales, enriquecidas con vitaminas y electrolitos.

¿Se trata de los refrescos del siglo XXI? Lo cierto es que la iniciativa no ha calado igual en todos los mercados. En Francia, por ejemplo, las aguas tradicionales, con cierta solera y denominación de origen, cuya principal virtud es la pureza manantial, tienen muchos más adeptos que las aguas funcionales. Danone quiso rivalizar con las compañías americanas y lanzó Activ, que luego se vio obligada a retirar por las quejas de los usuarios sobre su «sabor extraño».

En cambio, los zumos de fruta funcionales sí están teniendo gran éxito en Europa. Según el boletín Euromonitor, la tasa anual de expansión en el mercado de estos productos es del 11%, y se calcula que entre el 2003 y el 2008 pueden aumentar las ventas en un 73%. Se calcula que Europa va a tener mucho más éxito en la venta de zumos funcionales en EEUU que el que Pepsi o Coca-Cola tendrán aquí con sus aguas. Aunque el principal mercado de zumos funcionales es, hoy por hoy, el alemán. A las ofertas multivitamínicas se suman, desde hace poco, zumos enriquecidos con ácido fólico.

Por último, Euromonitor considera que el negocio de los refrescos, que no ha parado nunca de crecer en todo el siglo XX, crecerá en su conjunto un 37% entre los años 2003 y 2008.

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