Almuerzos y meriendas infantiles dulces, a debate

Aunque las cremas dulces, como las de avellana o cacahuete, son una opción adecuada para los más pequeños, no es saludable consumirlas de manera habitual
Por Maite Zudaire 4 de marzo de 2010
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Imagen: Dan McKay

Los almuerzos y meriendas infantiles se pueden convertir en un hábito insano si se recurre con frecuencia a la bollería y a la repostería industrial, sobre todo, si estos productos llevan añadidos demasiados azúcares y las denominadas grasas o aceites parcialmente hidrogenadas (grasas trans). Por lo general, estos tentempiés no varían mucho entre la población infantil. Las cremas de frutos secos, como la de avellana -la más demandada-, se alternan con los embutidos y los patés para los bocadillos. El resultado puede ser un alimento energético, pero demasiado graso. Hay otras posibilidades menos conocidas pero con interesantes propiedades nutritivas, como la crema o pasta de cacahuete, el tahini (pasta de semillas de sésamo) o el dulce de leche.

Imagen: Dan McKay

Para saber si la composición de productos como la crema o pasta de cacahuete y el dulce de leche es saludable, debe leerse con detalle la lista de ingredientes y prescindir de ellos si llevan aceites vegetales parcialmente hidrogenados (grasas trans) y aceite de coco y de palma. Tampoco es saludable recurrir a menudo a productos muy dulces, con demasiados azúcares añadidos.

Cremas de frutos secos

Las cremas de frutos secos pueden ser un recurso útil para untar el pan del bocadillo de los niños. Sin embargo, hay que leer con detenimiento la lista de ingredientes y la composición nutricional de estos productos de elaboración industrial para comprender que resultan más un dulce que una verdadera crema de frutos secos.

  • En la crema de avellanas, la más conocida y empleada, la cantidad de frutos secos que se añade para su elaboración es inferior a la de azúcar (primer ingrediente) y aceites vegetales (segundo ingrediente). En la marca que más avellanas contiene, éstas suponen tan sólo el 13% del total de ingredientes (en otras marcas, apenas el 3%). Además conviene conocer la calidad de las grasas de adición. Si se añaden grasas vegetales de coco y de palma, o grasas hidrogenadas, el producto se enriquece en grasas saturadas. El consumo frecuente y en cantidad de éstas se asocia a aumentos del colesterol plasmático, algo negativo para la salud infantil. Si en su lugar se emplearan más avellanas, ricas en grasas insaturadas, el producto sería más saludable. Tras leer los ingredientes, se puede comprobar lo poco que tiene que ver la composición real de los productos con el orden de ingredientes con el que se publicitaba una conocida marca en su día: «leche, cacao, avellanas y azúcar».
  • La crema de cacahuete, denominada de forma errónea por muchos consumidores como mantequilla de cacahuete, es otra opción para almuerzos y meriendas energéticas y nutritivas. La diferencia entre la elaborada de manera artesanal y la industrial es en general notable, por lo que interesa de nuevo leer los ingredientes. La más natural y saludable se elabora con cacahuetes pelados, tostados y molidos con anterioridad, que se mezclan con aceite de cacahuete (o tan sólo con agua) hasta obtener una pasta cremosa y grasienta. Se caracteriza por el puro sabor a cacahuete y por ser un alimento concentrado de energía, grasas y proteínas, necesario para suplir estos nutrientes en los niños más activos.

  • Con las semillas de sésamo machacadas y mezcladas con aceite de sésamo se obtiene el auténtico tahini o pasta de sésamo. La riqueza en ácidos grasos insaturados de las semillas, unida a su contenido en sesamol, un componente antioxidante, explican las virtudes nutricionales de esta pasta. Un tentempié muy sabroso que gustará a los más pequeños es el pan tostado untado con miel y «pintado» de tahini, lo justo para paladear, porque es un alimento muy concentrado tanto en nutrientes y energía como en sabor. El sésamo es potencialmente muy alergénico, un aspecto que puede ser negativo para los niños más hipersensibles y quienes tienen alguna alergia alimentaria diagnosticada.

    Como sucede en las versiones industriales de estos productos, la parte más negativa es la adición de grasas vegetales poco saludables (ricas en grasas saturadas o grasas trans). Estos componentes desvirtúan el interesante valor nutricional del producto en origen bien elaborado. Además, algunas marcas llevan aditivos espesantes y, si no se conoce el tipo, su consumo no sería seguro en caso de intolerancias (al gluten o a la lactosa) o alergias alimentarias.

Una alternativa saludable es la elaboración casera de estas cremas de frutos secos, como la de avellana. El resultado será un alimento con un sabor más auténtico y del que se conocen con detalle todos los ingredientes.

Alternativas dulces, pero sanas

Una alternativa saludable es la elaboración casera de cremas de frutos secos, como la de avellana

El chocolate se utiliza, a menudo, para preparar bocadillos. Un sustituto es la crema de algarroba, que puede emplearse como sucedáneo al chocolate o a la crema de avellanas, para untar el pan y, disuelto con leche, como alternativa al cacao en polvo. El dulce de leche puede ser otra opción. Aunque la base de su elaboración es la leche, se añade mucho azúcar que da origen a su denominación. Como alimento azucarado, se aconseja ofrecerlo a los niños con mesura y de manera esporádica.

Un tentempié poco conocido en nuestro país, pero muy consumido por los niños de Sudamérica, es el plátano macho frito. Se convierte en un aperitivo muy energético y nutritivo para los más pequeños, además de una alternativa saludable a los típicos aperitivos infantiles, como gusanitos, pajitas, ganchitos y patatas fritas. Se puede servir algo salado o dulce, según se agregue un toque de sal, de azúcar o de miel.

Bollería y repostería industrial, ocasional

El gran aporte calórico y su abundante grasa -buena parte de ella saturada o trans- hacen que el consumo frecuente de bollería y repostería industrial, como magdalenas, sobaos, bollos y cruasanes, no sea saludable para la población infantil. Son preferibles los bizcochos y demás productos de repostería de elaboración casera.

El recetario de EROSKI CONSUMER ofrece variadas opciones de bizcochos saludables, como el de yogur de limón, con mermelada de melocotón y frambuesa, el de piñones o con requesón. Se puede optar por la versión rápida para elaborar un bizcocho en el microondas o añadir frutas, como naranja, mandarinas, manzanas y almendras o moras. Igual de sencilla es la receta casera para cocinar magdalenas.

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