Cocinar langostinos sin cáscara

Salteados con aceite, sal y condimentos aromáticos resultan exquisitos en cualquier tipo de preparación
Por EROSKI Consumer 19 de junio de 2006

Ciertas elaboraciones como ensaladas frías, templadas o cócteles de marisco, incluyen langostinos cocinados y pelados. Por lo general, estos langostinos se cuecen con la cáscara y posteriormente se pelan para añadirlos a la preparación. El langostino, aunque es un marisco excelente, cuando se cuece pierde sabor que se podría mejorar empleando otras sencillas técnicas culinarias.

Langostinos salteados

Sea cual sea el empleo de los langostinos, resultan mucho más sabrosos si se saltean en una sartén con un poco de aceite y sal y se acompañan de algún condimento como ajo, cebolla picada, o setas. De esta manera se potencia el sabor del marisco ya que se les aplica un calor intenso en poco tiempo por lo que los jugos y el sabor del marisco no se pierden. Cuando uno se decanta por cocinar los langostinos de esta forma se han de seguir una serie de consejos para obtener los resultados esperados.

Consejos para conseguir un buen resultado

– En primer lugar se retiran las cabezas de los langostinos y a continuación se retira la cáscara del cuerpo dejando el último segmento sin pelar. Manteniendo la cáscara de la cola se mejora su presencia dentro de una ensalada o cóctel e incluso resulta más cómodo para el comensal al cogerlos con la mano si se preparan al ajillo o se presenta como plato para picar.

– Las cáscaras y la cabeza se pueden congelar y utilizarlas posteriormente para elaborar salsas o cremas de marisco y para dar sabor a sopas de pescado o marisco.

– Finalmente conviene retirar el hilo intestinal situado en la parte superior del cuerpo del langostino. Para ello se ha de hacer un corte a lo largo de dorso de manera que el hilo intestinal quede al descubierto. Con la ayuda del cuchillo estiramos y sacamos dicho hilo quedando listos los langostinos para la elaboración.

Una vez pelados y limpios del hilo intestinal podemos saltearlos con aceite, sal y condimentos diversos. De esta forma los langostinos pueden servirse como aperitivo, en ensaladas frías o templadas o en cócteles de marisco con un sabor más auténtico y característico.

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