¿Tengo que tomar suplementos alimenticios? Dos expertas responden

Su finalidad es complementar la dieta, pero tomados sin control pueden hacer más mal que bien
Por Eva San Martín 18 de noviembre de 2018

Img suplementos necesarios o no rotaImagen: Pixabay

Los suplementos alimenticios son vitaminas, minerales y aminoácidos que se presentan en forma de pastilla, cápsula, polvos e incluso como líquido. Y están por todas partes: uno de cada diez ciudadanos en España consume complementos alimenticios de manera habitual. Pero ¿de verdad necesitas suplementos? A continuación, dos especialistas cuentan qué son, sus efectos, sus peligros y en qué situaciones son recomendables.

¿Qué son los suplementos alimenticios?

«Alguien que consuma una dieta variada, equilibrada y suficiente, en condiciones normales, no necesita los suplementos alimentarios», dice Ana Rodríguez, de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria

Los suplementos alimenticios «tienen como objetivo completar la alimentación de la persona», explica María Puy, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición (SEN). De hecho, la legislación española -y también la europea- no los conoce como suplementos, sino que habla de ellos como complementos alimenticios. Pero su finalidad es la misma. En otras palabras, estos productos son una fuente concentrada de nutrientes o de otras sustancias que tengan un efecto nutricional o fisiológico. Y su intención es complementar la dieta normal.

Pero ¡ojo! «Aunque estos productos no son medicamentos, su consumo debe estar controlado y recomendado por un profesional sanitario«, apunta Ana Rodríguez, coordinadora del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC).

¿Los suplementos alimenticios son eficaces?

Depende. «Alguien que consuma una dieta variada, equilibrada y suficiente, en condiciones normales no necesita los suplementos alimentarios», asegura Rodríguez. Estos complementos proporcionan nutrientes que se encuentran en cantidad insuficiente en la dieta y, por tanto, de no darse esta suplementación, la persona desarrollaría con el tiempo déficits nutricionales. En otras palabras, para que sean eficaces, es necesario que la persona que los ingiere sufra realmente una carencia nutricional,señala Puy. Los suplementos solo son eficaces cuando hay una carencia de alguno de sus componentes y los nutrientes que contienen no se consiguen a través de la alimentación.

Complementos alimenticios: algunos peligros

El mayor riesgo de tomar estos complementos está en que es más fácil descuidar la alimentación. Uno confía en los suplementos y puede olvidar seguir un patrón de alimentación equilibrado y saludable. Y esto tiene varias consecuencias negativas. En primer lugar, indica Puy, «que no se trabaja la educación nutricional». Es fundamental que las personas adquiramos nociones de nutrición correctas y que las pongamos en práctica cada día.

Por otra parte, si confiamos en un suplemento vitamínico y mineral, y descuidamos nuestra dieta, podemos desarrollar déficits de otros nutrientes que no estarán aportados de manera correcta por la dieta y tampoco por los suplementos que estamos tomando. Las dos expertas insisten en que es muy importante conseguir todos los nutrientes que necesitamos a través de los alimentos, en lugar de a través de suplementos. Los alimentos nos proporcionan, además de los nutrientes, otros compuestos como los polifenoles que ejercen efectos muy positivos sobre nuestra salud y que no están presentes en las cápsulas.

Además, aunque los suplementos no sean medicamentos, sus componentes principales son vitaminas, minerales y otras sustancias como ácidos grasos, que sí están sujetos a normativa en cuanto a las cantidades necesarias que se deben tomar al día. Aunque sobrepasar estas cantidades no implica, por lo general, un peligro para la salud, tampoco se ha demostrado el beneficio de su consumo a mayores. «En otros casos, sin embargo, exceder la cantidad recomendada de un nutriente sí puede ser perjudicial y provocar un daño en la salud«, advierte Rodríguez. Mientras que las vitaminas hidrosolubles (el ácido fólico, vitamina C y B) son menos tóxicas y mejor toleradas en altas dosis, las llamadas liposolubles (que se disuelven en grasa e incluyen la vitamina K, E, D y A) son más peligrosas si se toman en exceso. El problema es que se acumulan en los tejidos y el hígado. Además, el consumo de estos complementos de forma no controlada puede interferir en la absorción de algunos fármacos o de otros nutrientes.

Lo idóneo es mantener una alimentación adecuada para cada momento de la vida, ya que los alimentos ingeridos de una forma equilibrada y en las cantidades adecuadas proporcionan todas las sustancias necesarias. Aun cuando los complementos alimenticios incluyen sustancias que en principio son inocuas para el organismo, hay que tener cuidado y siempre pedir la opinión de un profesional experto, como el médico o el farmacéutico comunitario. Y es que estos suplementos pueden interaccionar con otras sustancias, alimentos e incluso medicamentos que se estén consumiendo.

Cuándo son recomendables los suplementos alimenticios

Esto no quiere decir que los suplementos nutricionales no sean en ocasiones recomendables. Sí pueden ser útiles cuando los requerimientos no se consiguen alcanzar con la dieta. Por ejemplo, si una persona tiene que seguir por consejo médico una dieta muy hipocalórica (de 1.000 kilocalorías o menos), es casi imposible que pueda cubrir todas sus necesidades de vitaminas y minerales. En este caso, tomar suplementos que contengan estos nutrientes es imprescindible.

También hay momentos en la vida en que las necesidades nutricionales cambian, y son más exigentes. Esto ocurre durante el embarazo y la lactancia materna. Pero también cuando existe desnutrición o alguien practica el ejercicio físico intenso. Otro ejemplo es cuando una persona padece una enfermedad que implique un aumento en la demanda nutricional o en caso de anorexia (falta de apetito).

Los complementos son necesarios cuando hay una fobia, intolerancia o alergia a un alimento esencial en la dieta, como el pescado azul. En este caso, Puy recomienda tomar suplementos de ácidos grasos omega 3.

Pero no se puede generalizar cuáles o no serían aconsejables, ya que esto siempre depende de la situación de cada persona. Y, en todos los casos, el consumo de suplementos debe estar pautado y controlado por un profesional sanitario.

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