Ligar, un arte saludable

La sonrisa y el sentido del humor son muy buenos aliados en los procesos de ligue
Por Clara Bassi 14 de febrero de 2011
Img pareja

El día de los enamorados no es una efeméride agradable de celebrar para todo el mundo. Puede que, para quienes carecen de pareja, sea una jornada que les recuerde que algo no está bien en sus vidas y que ligar les resulta difícil. ¿Cuáles son las razones por las cuales para unos resulta sencillo ligar y para otros, extremadamente dificultoso? Con motivo del Día de San Valentín, el psicólogo Fernando Pena expone cuáles son las claves del éxito y del fracaso y aporta sus recomendaciones, como profesional, para triunfar en este arte.

14 de febrero, San Valentín

El 14 de febrero es una fecha que muchas personas graban en su cabeza para obsequiar con un detalle a su pareja. Unos recuerdan este día con recelo tras un rechazo sentimental y otros aprovechan para salir, con cierta desinhibición, a ligar. Pero esto último no resulta igual de sencillo para todos. Algunas personas tienen más facilidad y recursos internos que otras para conseguirlo. Esta peculiaridad nace del elevado grado de confianza y la alta estima que se tienen a sí mismas. El psicólogo Fernando Pena, explica, con motivo de este día, cuáles son los factores que allanan el camino para atraer y conquistar a otros, así como los aspectos que lo dificultan.

Aspectos a favor y en contra

Entre los factores que facilitan la labor, figuran tener una alta autoestima y ser extrovertido. “Una autoestima sólida conduce a no tener miedo al rechazo y genera más confianza en el momento de ligar”, aclara Pena. De forma muy relacionada, destaca un segundo aspecto que se conoce como extroversión. “Las personas extrovertidas son más impulsivas y, por lo tanto, les cuesta menos tomar decisiones. Es más fácil para un extrovertido que para un tímido“, añade Pena.

Resulta más difícil cuanta más importancia se conceda a los pensamientos de otras personas acerca de uno, sobre todo, cuando se da más valor a estos, por encima de la idea que se tiene de sí mismo. Esto ocurre porque “hemos sido educados para ello durante nuestra infancia. Hemos aprendido a necesitar la aprobación de los demás. Cuando éramos pequeños, recibíamos regalos si alguien externo a nosotros aprobaba nuestro comportamiento”, explica el especialista.

Es frecuente que suceda con los profesores. Si el maestro explica a los padres que el comportamiento en el colegio es adecuado, los padres premian a los hijos. “Si nuestro comportamiento se describe como inadecuado, recibimos reproches y castigos“, expone Pena. Esto implica que, al llegar a la edad adulta, a menos que se trabaje, esta necesidad de aprobación permanece muy marcada y se intenta tratar de evitar la desaprobación de los demás. “En las situaciones de ligue, es posible que la otra persona te rechace y, por eso, muchos prefieren no entrar en ese proceso”, desvela Pena.

Vencer el miedo

Uno de los factores que pueden explicar el miedo a ligar es el hecho de haber sufrido un rechazo previo o un desengaño amoroso. A menudo, los desengaños amorosos conllevan un período de duelo si la relación con la pareja estaba muy constituida. Éste puede ser más o menos prolongado según diferentes aspectos, como son la fortaleza del vínculo emocional que unía al compañero, el tiempo de la relación y la vida y alternativas de ocio que se tengan ajenas a esa persona.

Son fundamentales las estrategias para no estar a merced de los comentarios de los demás y vencer el miedo al rechazo

Ante desengaños amorosos después de relaciones largas, donde el vínculo ha sido muy fuerte y la vida fuera de la relación muy escasa, el miedo a ligar está más presente por el daño que genera la ruptura. En estos casos, un buen asesoramiento psicológico facilita que no se ancle en la ilusión de recuperar a la persona perdida.

Para vencer el miedo después de un rechazo hay que ser consciente de que puede conseguirse mediante factores ajenos. “A menudo -indica el psicólogo-, ese rechazo se debe a que el sujeto a quien se trata de conocer también tiene sus miedos e inseguridades, teme quedarse en blanco, no llegar a agradar o no saber qué decir”. Otras veces ocurre que no apetece conocer gente nueva en ese momento, algo que se debe respetar, así como la libertad de decidir continuar o no con la conversación.

Es imprescindible respetar la libertad de aceptar un intento de ligue o de rechazarlo, sin que quien lo intenta se sienta ofendido. Al contrario: debe valorarse. Hay que saber reconocer todos los puntos fuertes y pensar que quien rechaza, con probabilidad, no los conoce. “Si la gente supiese realmente como soy, se enamorarían de mí”, es una frase habitual.

La belleza no es esencial

En cuestiones de ligues, “la suerte de la fea, la guapa la desea”, dice el refranero. Personas menos agraciadas con su físico tendrían más arte en el momento de ligar. No obstante, por otro lado, en la sociedad actual de la imagen parece que las personas con un buen físico tienen más tirón. ¿Hasta qué punto es así? ¿Tienen más éxito las personas menos agraciadas pero simpáticas o, por el contrario, las más bellas arrasan? ¿Cómo influye el aspecto físico al ligar?

La belleza física es un factor que atrae, “a uno o una se le acercan más personas o se sienten atraídas por ellos. Sin embargo, jugará o no un papel considerable en función del tipo de ligue que se busque”. En los ligues rápidos, “de una noche”, el físico es la tarjeta de visita y con frecuencia no se busca más que eso. “Para ligues duraderos, la simpatía, el sentido del humor, compartir gustos, sentir apoyo y compañía, son elementos que derrotan al físico al ligar”, explica Pena. No obstante, advierte de que el atractivo físico es un factor subjetivo y cada uno tiene un patrón del significado de atractivo.

“Cuando alguien se considera poco agraciado, eso lleva a tener miedo para ligar”, prosigue el especialista, “pero estas personas deben pensar en todas sus amistades, en las parejas que ven por la calle y calcular qué porcentaje son muy atractivas y cuáles son más bien normales”. Después de reflexionar, es fácil que se concluya que la inmensa mayoría de personas con pareja y que, por lo tanto, han ligado, no son llamativas ni tienen una gran capacidad de seducción. Esto significa que hay otros factores que conducen a ligar. “Si se cultivan estos otros factores y uno se descubre a sí mismo, también puede tener éxito”, recuerda Pena.

Según este planteamiento, lo primero que se hace en la consulta de psicología, cuando acude una persona que tiene dificultades para entablar relaciones de pareja, es analizar su nivel de autoestima. “Le enseñamos estrategias para estar menos a merced de lo que piensen de ella los demás, de manera que este refuerzo del autoconcepto lleva a vencer el miedo al rechazo, y, en consecuencia, a ligar más”.

Las claves del éxito

Las claves del éxito¿Belleza? ¿Capacidad de seducción? ¿Simpatía? ¿Cuáles son las bazas que utilizan las personas que tienen soltura para ligar? Sin duda, la belleza no lo es todo. Para tener éxito “es recomendable mostrar un estado de ánimo positivo. Sonreír. Y mostrar seguridad en uno mismo”. Tener una actitud positiva es básico, porque las personas que se quejan con frecuencia no despiertan tanto atractivo como quienes adoptan un punto de vista positivo. “La sonrisa y el sentido del humor son muy buenos aliados en los procesos de ligue”, explica Pena.

Otro buen recurso es interesarse por conocer los gustos de la persona con quien se pretende ligar y hacerla sentir importante. A este respecto, todos los elementos propios de la conversación desempeñan un papel significativo. “En la consulta, se enseñan habilidades de escucha activa y se entrena a los pacientes para que empleen bien el lenguaje no verbal. Las miradas, la sonrisa, los gestos y los movimientos, utilizados de forma adecuada, pueden jugar un papel seductor fundamental. Si a esto se le suma interés por recordar la vida personal del ligue en cuestión, se genera una atracción”, informa Pena.

“Los cambios constantes de pareja son solo un problema si quien los lleva a cabo lo experimenta como tal”

El uso de piropos, cuando se lanzan con gracia, es otra fórmula socorrida para tener éxito en las conquistas amorosas. Recibir piropos despierta más interés por quien los dice. Funcionan mejor si son sutiles y sencillos. Reconocer un pequeño cambio de imagen, lanzar piropos físicos e intelectuales y el uso de piropos indirectos, como “me siento muy a gusto cuando estoy contigo” o “tenía ganas de verte” son técnicas que despiertan el interés del otro.

Junto con todo lo anterior, el autocuidado físico y psicológico favorece la capacidad de seducción de quien desea ligar. Para ello, cuidarse en ambos sentidos (físico y mental) implica practicar deporte, vigilar la alimentación, acudir a conferencias, leer y cultivarse.

Por último, no se debe fingir sino mostrarse de manera natural, ya que esto denota una alta autoestima y puede ayudar a atraer a otros. Para las primeras citas, se aconseja elegir el atuendo según el estilo de cada uno y presentarse con la imagen que se quiera dar pero sin fingir, de forma que la ropa sea un reflejo de la personalidad. Además, el lugar y el momento en el que se decida quedar dependerá del tipo de ligue que se busque, ya que lugares con cierto grado de romanticismo ayudan a que la otra persona entienda que se le intenta seducir.

Cambios constantes de pareja

Frente a quienes tienen un gran miedo a ligar, por inseguridad, temor al rechazo o baja autoestima, para otras personas, su razón de vivir es hacerlo de manera constante. ¿Pero es sana esta manera de proceder? “Cuando no se tiene una pareja estable, ligar hace sentirse bien, a gusto con uno mismo, más satisfecho y más valorado. Se ve como un éxito personal”, apunta Pena.

Según el criterio de este profesional, los cambios constantes de pareja son solo un problema si quien los lleva a cabo lo experimenta como tal. “La sociedad, las costumbres y la religión llevan a pensar que lo ‘normal’ es tener una única pareja estable con quien compartir la vida”. Sin embargo, desde un punto de vista psicológico, se acepta que una persona madura y estable varíe de pareja con frecuencia, del mismo modo que otras personas en plena madurez viven con su pareja una situación que les priva de felicidad.

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