La Universidad de Extremadura diseña protocolos rápidos para la detección y cuantificación de mohos toxigénicos en alimentos

Los mohos se desarrollan en la superficie de alimentos madurados y en aquellos productos que se someten a procesos de secado
Por EROSKI Consumer 28 de febrero de 2012

El Grupo de Higiene y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Extremadura (UEx) ha diseñado protocolos rápidos para la detección y cuantificación de mohos toxigénicos en alimentos, unos microorganismos patógenos productores de micotoxinas. Estas micotoxinas son unos compuestos «extremadamente tóxicos» que provocan efectos crónicos perjudiciales para la salud como el cáncer y malformaciones o patologías de tipo neurológico, explicó la UEx.

Los mohos se desarrollan en la superficie de alimentos madurados como el jamón curado, queso y embutidos crudos o curados, y en aquellos productos que se someten a procesos de secado como los cereales, frutos secos, especias o café. Para evitar el desarrollo de estos mohos se utilizan medidas preventivas de control de la temperatura, humedad relativa y de condiciones de almacenamiento, que minimizan su crecimiento. En productos madurados también se utiliza como medida preventiva la inoculación de cultivos protectores de mohos no toxigénicos, que inhiben por exclusión competitiva a los toxigénicos.

Además de estas medidas preventivas, la industria alimentaria debe contar con técnicas rápidas y sensibles que permitan detectar la presencia de mohos toxigénicos en materias primas y productos en proceso, para poder tomar así medidas correctoras rápidas que eviten que los productos elaborados tengan este tipo de agentes. En el mercado existen métodos convencionales de detección de mohos productores de micotoxinas basados en el cultivo y el aislamiento de los mohos en medios de cultivo. Sin embargo, «estos métodos son muy laboriosos y necesitan aproximadamente siete días para obtener resultados», señaló el catedrático del Área de Nutrición y Bromatología, Juan José Córdoba.

Este investigador de la UEx ha desarrollado junto a su equipo del Grupo de Higiene y Seguridad Alimentaria nuevos protocolos que permiten cuantificar, de forma sencilla y en un corto intervalo de tiempo (2-3 horas), el número de mohos productores de micotoxinas. «Para ello utilizamos cebadores y sondas de ADN que se unen de forma específica donde está el ADN del moho, actuando como un detector o chivato que se activa mediante una señal fluorescente que permite su cuantificación», explicó Córdoba.

Según el profesor de la UEx, la implantación de estas técnicas en el control sanitario de la industria alimentaria conlleva importantes ventajas por la rapidez con la que se obtienen los resultados. Esto permitirá adoptar medidas correctoras ágiles para eliminar los mohos toxigénicos en aquellas materias primas que hayan resultado positivas en los análisis, «evitando tener que desechar el alimento en una fase más avanzada del procesado, cuando ya los mohos hayan elaborado las micotoxinas», señaló.

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