Ocho ideas para cocinar con frutas desecadas

Las frutas desecadas, idóneas para los platos de invierno, aportan exquisitos sabores y matices a infinidad de recetas
Por Peio Gartzia 28 de enero de 2013
Img fruta seca arroz hd
Imagen: minadezhda

Uvas, higos, ciruelas, dátiles, albaricoques… Las frutas desecadas se obtienen tras someter a las piezas frescas (ricas en agua y azúcar) a un proceso de deshidratación, ya sea al sol y al aire libre o en secadores artificiales con temperatura regulada. Durante el desecado, las frutas pierden hasta un 80% de su agua y en el resto se concentra gran parte de sus nutrientes y su fibra. Su alto contenido en azúcar permite que se preserven tan bien sin necesidad de conservantes artificiales. Estas características las convierten en un ingrediente idóneo para platos invernales, tanto dulces como salados. A continuación se proponen ocho ideas para utilizarlas en la cocina.

Las frutas desecadas son muy apreciadas para cocinar en otoño e invierno. Su uso gastronómico se remonta a antiguos recetarios, a una época sin cámaras frigoríficas, en la que las frutas del verano se conservaban mediante esta técnica. El sabor dulce que las caracteriza las ha convertido en protagonistas de la repostería tradicional: compotas de Navidad, bizcochos, hojaldres, plum cakes… Sin embargo, no hay por qué relegarlas a los postres. Las frutas desecadas tienen cabida en una amplia variedad de preparaciones saladas, donde ofrecen un sutil y exquisito contrapunto de sabores.

Frutas desecadas: ocho ideas para usarlas en la cocina

  • 1. Entrantes. El toque dulzón de las frutas desecadas es el contrapunto idóneo para servir unos entrantes sencillos, pero llenos de matices. Bastará con añadir unos trocitos de uvas pasas, tomate o ciruelas a unas tostadas untadas con un queso fuerte (como el cabrales o el roquefort) y decorarlas con una pequeña loncha de anchoa.

  • 2. Ensaladas. La utilización de uvas pasas y ciruelas pasas en ensaladas (sobre todo en las que llevan queso, ahumados o elementos de salazón) complementan a la perfección el abanico de sabores. Más aún si las mezclamos con el amargor de las endivias o de la escarola.

  • 3. Platos calientes. Las frutas desecadas también se utilizan mucho en la cocina caliente. Las uvas pasas y los piñones son la guarnición perfecta para las espinacas a la catalana. Con un toque de curry y unos trocitos de frutas desecadas, cualquier salteado de verduras (que también puede incluir carne o marisco) se convierte en un plato sugerente y distinto, capaz de transportarnos a otras culturas y sabores.

  • 4. Rellenos de pasteles. Los pasteles horneados -de carne, verduras o aves- con masa de hojaldre o pasta quebrada, así como las empanadillas fritas, son otras preparaciones en las que estas frutas funcionan muy bien. Una buena mezcla de quesos, uvas pasas, dátiles, espinacas, setas o piñas hará la delicia de todos los paladares.

  • 5. Pizzas vegetarianas. Al preparar pizzas vegetarianas, hay tantas posibilidades como la imaginación permita. Y las frutas desecadas son una estupenda opción para aportar un toque distinto y sabroso. Una idea es preparar la pizza con setas, tomate y queso mozzarella, añadirle unos trocitos de ciruelas o de orejones troceados y no olvidar la rúcula y un chorrito de aceite de oliva. El tomate, las fresas desecadas y una mezcla de queso cheddar y gouda también combinan a la perfección.

  • 6. Pasta. Cualquier pasta cocida, escurrida y salteada con un poco de ajo, aceite y unos trocitos de higos o de uvas se convierte en una delicia. Por supuesto, se pueden probar sabores y combinaciones con otras frutas desecadas.

  • 7. Guisos y rellenos de asados. Infinidad de recetas recogen ideas para usar frutas desecadas, tanto en guisos como en rellenos de asados. Es el caso de pollos, pavos y cerdos rellenados con pan remojado, especias, trozos de manzanas y, cómo no, con uvas pasas o ciruelas (que también pueden rehidratarse en algún caldo o en coñac para aportar otros matices al asado).

  • 8. Salsas. Las frutas desecadas resultan imprescindibles para elaborar o potenciar algunas salsas, como la famosa «Pedro Ximénez». Basta añadir unas uvas pasas a los solomillos o los magret de pato que se preparen con esta salsa para conseguir un plato más conjuntado y un sabor insuperable.

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