Halloween: cómo aprovechar las calabazas en la cocina

Las calabazas que se compran para decorar la fiesta de Halloween tienen más utilidades en la cocina, donde es posible convertirlas en deliciosas recetas
Por Laura Caorsi 30 de octubre de 2013
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Imagen: bogdanwankowicz

En Halloween, la “noche de brujas”, los niños (y no tanto) se disfrazan. Abundan los dulces. Se cuentan historias de terror y, también, se compran muchas calabazas para montar figuras, decorarlas y hacer con ellas espeluznantes candelabros. La tradición tiene mucho de creatividad, pero, también, un punto débil: el desperdicio de comida. ¿Por qué no darle a esas mismas calabazas una finalidad gastronómica? ¿Cómo se pueden utilizar para no desaprovecharlas? A continuación se ofrecen tres ideas para sacarle partido a las calabazas de Halloween.

Tres ideas para cocinar con calabazas en Halloween

Halloween, la «noche de brujas», es una fiesta de origen celta muy arraigada en los países anglosajones. Hasta no hace mucho tiempo, en España se observaba a distancia, en películas, noticias o fotos que llegaban desde Estados Unidos, Irlanda o Canadá. Hoy en día, sin embargo, esta fiesta ya no es una costumbre lejana, pues se celebra en buena parte del mundo, y nuestro país no es la excepción.

Si nos sumamos a la divertida tradición de «esculpir calabazas», podemos hacer un plan completo y sacarle partido a la pulpa en la cocina. No hay por qué desperdiciar las calabazas que se compran en estos días. De hecho, si la intención es hacer un candelabro artesanal, se puede aprovechar toda la pulpa que se quite. Y si sobra piel de calabaza sin agujerear, también es posible utilizarla con fines gastronómicos. Aunque existen múltiples recetas con calabazas, a continuación se reseñan tres ideas sencillas y económicas para no tirar la comida.

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    Imagen: CONSUMER EROSKI

    Calabazas con legumbres. Ricas en hidratos de carbono, proteínas, fibra y hierro, las legumbres han sido siempre unas estupendas aliadas en la cocina. Sus propiedades nutricionales y su bajo coste permiten que muchas familias puedan comer de manera saludable sin que se resienta el presupuesto del hogar. No por casualidad son uno de los ingredientes que gozan de mayor presencia en los platos de cuchara tradicionales más económicos. Por textura y por sabor, la calabaza combina muy bien con las legumbres. Con su pulpa es posible preparar varias recetas: unos garbanzos con calabaza al azafrán (para esta receta, se corta en láminas y se sofríe), unas lentejas con puré de calabaza (que se hace aparte, de manera muy sencilla) o unas alubias blancas con calabaza en trozos, hervida junto a la legumbre. Cualquiera de estas opciones viene muy bien para los días fríos.

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    Imagen: CONSUMER EROSKI

    En cremas. Otro tipo de recetas muy apreciadas en otoño e invierno son las cremas de hortalizas. Existen muchas variedades y combinaciones posibles. Las que se hagan con calabazas serán muy ricas en beta-carotenos (una sustancia que el cuerpo transforma en vitamina A) y aportarán una buena dosis de fibra. De hecho, estas características -sumadas a sus escasas calorías y bajos niveles de azúcar- convierten a las calabazas en una de las hortalizas más recomendadas para controlar el peso corporal. Según los gustos personales (y cuánta pulpa haya sobrado en Halloween) se puede optar entre hacer una sencilla crema de calabazas, sin más ingredientes que un poco de cebolla, leche y huevo, o combinar con otros sabores y preparar una crema con gambas y espárragos o una crema de calabaza con queso. Si se elige esta última receta, se debe tener en cuenta que el queso aumenta las calorías del plato de manera significativa.

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    Imagen: CONSUMER EROSKI

    Calabazas rellenas. Esta opción solo valdrá en caso de haber conseguido salvar buena parte de la piel de las calabazas o, también, si se han comprado algunas calabazas de más. Para prepararlas, es importante conservar en buen estado la piel, ya que será el recipiente donde se cocerá el relleno. Es importante recordar que las calabazas de invierno tienen la piel más gruesa que las de verano, son un poco más dulces y poseen menos agua. Si se quiere que duren más tiempo, al adquirirlas es preferible escoger los ejemplares maduros y de corteza más gruesa. Para el relleno se puede utilizar la propia pulpa (sin pepitas) mezclada con otros ingredientes (por ejemplo, con setas, una estupenda combinación otoñal). Otra opción es preparar un relleno diferente –de carne, de pollo, solo de setas o un sofrito de quinoa y verduras– y aprovechar la pulpa de la calabaza para elaborar cremas, sopas o dulce.

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