La obesidad, la forma más común de malnutrición en la infancia y adolescencia

Uno de cada diez menores padece obesidad en el mundo, según un informe de UNICEF que ha observado una exposición generalizada a la comercialización de alimentos ultraprocesados
Por María Huidobro González 10 de octubre de 2025
ultraprocesados infancia
Por primera vez en el mundo hay más niños, niñas y adolescentes con obesidad que con bajo peso. Según un amplio estudio de UNICEF, la obesidad afecta ya a uno de cada diez de menores en edad escolar y en solo cinco años la tasa de esta enfermedad crónica se ha triplicado entre los más jóvenes, convirtiéndose así en la forma más predominante de malnutrición. Los investigadores tienen claro qué está poniendo en peligro la salud de los peques: el abandono de las dietas tradicionales por otras con una fuerte dependencia de los alimentos ultraprocesados. Por eso el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia exige que se actúe con celeridad. Esto es lo que ha visto y pedido.

📌 Ya estamos en WhatsApp Telegram. ¡Entra y síguenos!

La malnutrición avanza en todo el mundo. La desnutrición sigue aumentando en las regiones más vulnerables. Y no dejan de crecer los desequilibrios de vitaminas o minerales (hambre oculta), el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación.

Obesidad, la primera en malnutrición

De todas estas formas de malnutrición, en 2025 la obesidad se ha convertido por primera vez en la historia en la más predominante entre los niños, niñas y adolescentes. El sobrepeso afecta ya a 391 millones de menores (uno de cada cinco) y, de ellos, 188 presentan obesidad (uno de cada diez).

Este punto de inflexión corrobora que la obesidad infantil es una auténtica epidemia, y con consecuencias para los menores. Esta enfermedad crónica aumenta el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina e hipertensión arterial, así como otras enfermedades, como diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y determinados tipos de cáncer. Además, la obesidad está relacionada con problemas de autoestima, ansiedad y depresión en la infancia y la adolescencia, e implica una carga emocional y económica para los progenitores. 

Hace un año, ya alertaba de esta situación la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un estudio publicado en The Lancet con información de más de 190 países. Mientras que entre los adultos desde 1990 a 2022 la tasa de obesidad se duplicó en las mujeres y casi se triplicó en hombres, entre los más jóvenes era cuatro veces superior.

Ahora UNICEF lo confirma con datos recogidos de nuevo en más de 190 países. Según su informe Alimentando el negocio: Cómo los entornos alimentarios ponen en peligro el bienestar de la infancia, la prevalencia del bajo peso entre los niños, niñas y adolescentes de 5 a 19 años se ha reducido desde el año 2000 y ha pasado de cerca del 13 al 9,2 %. Sin embargo, el índice de obesidad ha aumentado a un ritmo más acelerado: de un 3 a un 9,4 % en solo cinco años. Las islas del Pacífico son las más afectadas, con cerca del 40 % de sus jóvenes obesos.

Obesidad, pobreza y ultraprocesados, estrecha relación

Este incremento se ha producido en todas las regiones del planeta, pero se ha duplicado en los países de ingresos bajo y mediano, donde la emaciación (delgadez extrema), el retraso del crecimiento y otras formas de desnutrición siguen siendo un grave problema entre los peques de menos de cinco años. Aun así, en África Subsahariana y Asia Meridional la obesidad todavía no supera al bajo peso como forma de malnutrición.

Y es que si bien la obesidad es un problema de salud multicausal, como expusimos en nuestro monográfico sobre obesidad infantil (2021-22), la relación entre obesidad y pobreza es muy estrecha. Según se explica en el informe de UNICEF, las tendencias del sobrepeso infantil cambian a medida que los países se desarrollan económicamente y a las familias les resulta más sencillo hacerse con productos ultraprocesados, esos alimentos y bebidas que contienen altas cantidades de azúcar, almidón refinado, sal, grasas no saludables y aditivos. 

Así, en los países en desarrollo, tienen sobrepeso los menores de hogares acomodados, porque pueden permitirse más cantidad de alimento, a veces de alta densidad energética. En los países de ingresos medianos, los ultraprocesados son más accesibles y asequibles, lo que incrementa la prevalencia del sobrepeso infantil. Y en los países de ingresos altos, el patrón se invierte: el sobrepeso en la infancia y la adolescencia tiende a ser más común en los hogares más pobres, si bien en muchos las cifras de obesidad se mantienen elevadas (21 % en EE. UU. o Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo).

Alimentación infantil “saturada” de ultraprocesados

En cualquier caso, en el estudio de UNICEF se ha constatado que la alimentación de los niños, niñas y adolescentes está “saturada” de alimentos y bebidas no saludables. Para muestra, estos datos que recoge: más de la mitad de los peques consumió alimentos o bebidas dulces en 13 de 20 países de ingreso bajo y mediano y un “alarmante” 60 % de los chavales de entre 15 y 19 años tomó más de un alimento o bebida azucarada el día anterior a sendas encuestas. En España, por cierto, son también los productos favoritos de los menores.

adolescentes ultraprocesados unicef
Porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años que consumen refrescos, más de un alimento o bebida
azucarados y más de un alimento procesado salado, por región de UNICEF y a escala mundial, 2021-2024.
Fuente: Encuestas Mundiales de Gallup
Imagen: Unicef

Los alimentos ultraprocesados están desplazando cada vez más el consumo de fruta, verdura y proteínas, en un periodo de la vida en el que la nutrición es esencial para el crecimiento, el desarrollo cognitivo y la salud mental de los niños y niñas”, asegura Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. Así lo vemos con los menores que se alejan de la dieta mediterránea.

👉​ Comercios y escuelas

Pero ante este abandono por parte de la infancia y la adolescencia de los hábitos alimentarios tradicionales en favor de este tipo de productos, los autores del informe reconocen que es difícil no dejarse embaucar por el ambiente obesogénico que les rodea. “Los espacios en los que los niños y niñas viven, aprenden y juegan están saturados de alimentos y bebidas no saludables —como los ultraprocesados—, los cuales son sumamente accesibles y baratos y se comercializan de forma agresiva”, afirman.

Los productos ultraprocesados llenan las tiendas y aplicaciones de reparto de comida con ofertas y anuncios, y “se infiltran” en los comedores escolares donde no hay políticas eficaces que los destierre. Según la Encuesta Mundial sobre Programas de Comidas Escolares, uno de cada cuatro sirve carne procesada (25 %), aproximadamente uno de cada cinco ofrece dulces o helados (21 %) y alimentos fritos (19 %), y el 14 % incluye bebidas azucaradas. Algo parecido ocurre todavía en los comedores escolares españoles.

👉​ Publicidad omnipresente

Además, la publicidad de estos productos persigue a nuestros hijos, en rangos de exposición del 65 % en países de ingreso bajo al 90 % de los mediano-alto. Los menores “se sienten tentados, presionados e impotentes ante la incesante promoción de estos alimentos”. De hecho, en una gran encuesta que comenta el informe, el 75 % de jóvenes de entre 13 y 24 años recordaba haber visto anuncios de bebidas azucaradas, aperitivos o comida rápida durante la semana anterior, y al 60 % le habían incrementado sus ganas de consumirlos.

UNICEF también alerta de la rápida extensión de la publicidad digital y su gran influencia: “Se basa en el comportamiento en línea de los niños y niñas para mostrarles anuncios de alimentos sumamente personalizados y persuasivos; es interactiva, atractiva y está disponible en todo momento; diluye los límites entre contenidos y publicidad; está poco regulada y resulta en gran medida imperceptible para madres, padres, cuidadores y responsables de la formulación de políticas”.

influencia de la publicidad en el consumo de comida basura
Imagen: iStock

👉​ Industria alimentaria y gobiernos

El informe no se olvida del poder y artimañas de la industria alimentaria que fabrica productos ultraprocesados. Sus prácticas “poco éticas” —definen — debilitan las medidas que ponen en marcha los distintos gobiernos para mejorar el entorno alimentario y la nutrición de la infancia. Las conclusiones de diversos estudios indican que la industria “combina prácticas políticas, científicas, de gestión de la reputación y de marketing para retrasar, socavar, bloquear y eludir políticas gubernamentales”.

Además, critica que las políticas y medidas jurídicas en vigor siguen permitiendo a la industria transformar los entornos alimentarios en su beneficio y, por contra, en detrimento de niños, niñas y adolescentes. El Código PAOS en España podría ser un buen ejemplo. “Ningún gobierno ha adoptado un conjunto integral y coherente de políticas y medidas jurídicas de cumplimiento obligatorio —que abarquen la lactancia materna, la alimentación complementaria, los entornos alimentarios escolares, las restricciones a la comercialización de alimentos, el etiquetado de los alimentos, las subvenciones alimentarias, los impuestos sobre los alimentos y la reformulación de los alimentos— para proteger a la infancia de los entornos alimentarios no saludables”, denuncia.

Medidas en España y otros países destacados

Aun así, UNICEF valora que se han logrado «avances importantes» en algunos países. Destaca que hay gobiernos con voluntad política que están dando pasos y no cediendo a las presiones de la industria. Así, por ejemplo:

  • Chile fue pionero en aplicar el etiquetado nutricional frontal obligatorio con advertencias en productos altos en azúcar, sal o grasas.
  • Brasil ha limitado los anuncios de alimentos no saludables en medios infantiles y en entornos escolares.
  • México acaba de prohibir la venta y la distribución de alimentos ultraprocesados y productos con un alto contenido de sal, azúcar y grasas en las escuelas públicas.

El informe también cita a España, donde se han producido “avances notables”. En 2021 se subió el IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas. Y en 2022 el entonces Ministerio de Consumo elaboró un decreto para poner fin a la publicidad de alimentos insanos dirigida a menores, aunque, de momento, no se ha aprobado.

UNICEF solo destaca de nuestro país el decreto de comedores escolares aprobado en abril, y con el que se garantizan cinco comidas saludables a la semana en todos los centros educativos. En concreto, señala que obliga a ofrecer a los peques frutas y hortalizas a diario y pescado de una a tres veces por semana; fomenta el consumo de productos de temporada, legumbres y cereales integrales; restringe las frituras y los platos precocinados; y, además, prohíbe la venta de productos ultraprocesados en las máquinas de vending.

Otras medidas recomendadas

Con el fin de transformar de verdad los entornos alimentarios y ofrecer una alimentación nutritiva a todos los menores, UNICEF ve necesario tomar estas medidas de forma urgente

  • Implementar políticas integrales y de cumplimiento obligatorio que permitan mejorar los entornos alimentarios de la infancia. Para ello, deben incluir el etiquetado de los alimentos, restricciones a la comercialización de determinados productos o, como pide la OMS, impuestos y subvenciones aplicables a los alimentos.
  • Prohibir la venta de alimentos ultraprocesados e impedir la publicidad y el patrocinio de alimentos insanos en las escuelas.
  • Establecer garantías que blinden las normas públicas frente a la injerencia de la industria de los alimentos ultraprocesados.
  • Reforzar los programas de protección social para mejorar el acceso de las familias vulnerables a una alimentación saludable.
  • Desarrollar iniciativas que promuevan cambios sociales y de comportamiento y empoderen a la población para reclamar entornos alimentarios más saludables. 
Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube