Lavar los alimentos, ¿sinónimo de seguridad siempre?

Alimentos como el pollo o los huevos para almacenar no es necesario lavarlos porque al hacerlo se aumenta el riesgo de contaminación
Por Marta Chavarrías 20 de mayo de 2015
Img crisis lechuga hd

La limpieza se asocia, en la mayoría de los casos, a mayor seguridad. Pero en seguridad alimentaria esto no siempre es así. En ciertos alimentos, como el pollo, los huevos para almacenar o las verduras listas para consumir, no es necesario el lavado ya que este no se vincula a mayor seguridad. El artículo detalla cuáles son los alimentos que no se lavan y los que sí deben lavarse.

Si bien el lavado es fundamental en alimentos como las frutas o las verduras, hacerlo con la carne de ave, por ejemplo, incrementa el riesgo de contaminación por Campylobacter.

Lavar el pollo antes de cocinar puede transmitir la bacteria en las manos, superficies de trabajo o la ropa a través de salpicaduras de las gotas de agua.

Debe tenerse en cuenta que las aves son el principal reservorio de Campylobacter y que, en la mayoría de los casos, aparece tras el nacimiento del animal. De ahí que la vía de infección más frecuente sea el consumo de carne procedente de animales portadores, así como de leche no pasteurizada. Una de las medidas más eficaces para evitarla es la cocción, en especial de las partes más gruesas, y comprobar que no quedan zonas crudas.

Tampoco deben lavarse los huevos antes de almacenar. El lavado es una parte rutinaria del procesamiento del huevo comercial, por tanto, no es necesario limpiarlos de nuevo. Si se hace, se aumenta el riesgo de contaminación cruzada, sobre todo si la cáscara se agrieta. Lo más recomendable es no lavar.

Es importante tener en cuenta que si antes de manipular fruta o verdura, se ha tocado carne, deberán lavarse las manos y el resto de superficies y utensilios que puedan haber estado en contacto.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube