Pasteles salados, una fiesta de sabores

Pudín, quiche, tamal o empanada son postres salados que consiguen un menú equilibrado y nutritivo
Por Maite Zudaire 11 de enero de 2007
Img trozo quiche
Imagen: Matt Scott

Emulan la forma de las tartas, utilizan la masa de hojaldre para esconder el ingrediente o ingredientes principales y en los recetarios se identifican con los caprichos y ocasiones especiales. Pero no son dulces ni sirven de epílogo de un banquete. Los pasteles salados son una opción que unen primero y segundo plato, pueden servirse fríos o templados y conservan la bonanza de la dieta mediterránea.

Menú frío, nutritivo y completo

Los postres se hacen salados. Los días calurosos del verano son una buena excusa para colocarse el gorro de pastelero e innovar con postres frescos que sirven como plato principal de cualquier menú. La sal sustituye al azúcar en un pudín de espárragos acompañado de lechuga cortada y salsa rosa, o uno de verduras adornado con escarola. Si se prefiere, es posible convertir las verduras en flan o añadir a las zanahorias unas gambas. Son recetas sencillas que combinan alimentos saludables y frescos.

Los compuestos antioxidantes, en especial el beta-caroteno abundante en las zanahorias, son convenientes en la dieta verananiega por su función de protección solar. Se ha comprobado el efecto protector frente a las quemaduras solares de los complementos dietéticos cuya fórmula se basa en su contenido en beta-carotenos. En este caso, la oportunidad de mantener una piel sana y cuidada depende de la naturaleza y de la cocina, al elaborar y consumir a diario platos con vegetales de colores vivos, anaranjados, rojizos o amarillos intensos. Esto no significa que los alimentos sustituyan a las cremas protectoras para tal fin, pero son un refuerzo interesante y sin contraindicaciones.

Los platos con vegetales de colores vivos, anaranjados, rojizos y amarillos, son un refuerzo para una piel cuidada y nutrida

Al mismo tiempo, estas fórmulas culinarias son ricas en proteínas presentes en los huevos y también en fibra, por las verduras, lo que garantiza un aporte nutritivo completo al que se puede acompañar con un postre veraniego, como una ensalada de frutas o un helado de cuajada, queso o té verde.

Recetas templadas

Para llevar a la playa, a un picnic o para sentarse con tranquilidad en la mesa, las tradicionales empanadas gallegas también adquieren la categoría de pastel salado. Su contenido queda al capricho de los comensales. Pueden ser de atún o de pollo, de bacalao o, incluso, de calabaza.

También templado, de origen francés, se sirve el quiche. Su aspecto se asemeja a las tartas dulces, con las que comparten molde y adornos como las grosellas o los arándanos, pese a un carácter salado marcado. El quiche de verduras o el de espinacas y tomates son dos opciones que sirven de plato único y cuyo atractivo ayuda a introducir estos alimentos en los menús infantiles. Quienes cuidan la línea o necesitan evitar los productos grasos, pueden suplir la mantequilla y la nata, dos ingredientes muy presentes en la cocina francesa, por aceite de oliva y un poco de leche desnatada. De cualquier forma, con estos alimentos se garantiza el aporte de numerosos nutrientes reguladores, como calcio, magnesio, potasio, ácido fólico y vitamina A.

Con textura pastelera

El pudín se asemeja más a un pastel o a un flan que a una tarta por su textura esponjosa, su presentación individual y su tamaño más reducido, pero también sirve como sabrosa propuesta para un menú redondo. De huevos con salmón, acompañado por una ensalada de apio y naranja, de espárragos o el original de zanahoria, suponen una gran diversidad de nutrientes que son indispensables para el buen funcionamiento del organismo. Por los ingredientes que componen estos platos, las proteínas son los nutrientes con mayor presencia. También destacan los minerales como el hierro y el cinc y vitaminas del grupo B.

Se puede optar por un pudín de pan y verduras o romper moldes con un original pudín de melón, acompañado de jamón.

DE POSTRE: ENSALADAS, SOPAS Y BROCHETAS

Si para el plato principal se opta por pasteles salados, para el postre es posible decantarse por recetas dulces y refrescantes. La lista es larga y apetitosa. En función del gusto, se puede elegir una ensalada de fruta con queso mozzarela, de frutas tropicales, de brocheta de melón con fresas y peras o con sandía y piña. Si se quiere romper con recetas tradicionales, la sopa de manzana o de naranja es una opción segura.

Son postres originales que destacan por el valor culinario de las frutas, en general consumidas crudas, pero que con una pizca de imaginación pueden ser una receta de éxito para todos, en especial, para los niños. En estas fórmulas se puede reducir el valor energético sin perder el dulzor de la fruta y con un límite a la cantidad de azúcar y de helado. El resultado es siempre acertado: un menú diferente, pero equilibrado y apetitoso.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube